Alex Anwandter, “Latinoamericana” y el mariconaje guerrero

ALEX ANWANDTER LATINOAMERICANA Y EL MARICONAJE GUERRERO PEDRO LEMEBEL

No sé muy bien cómo estará planteado hoy en día en la malla escolar, pero a mí me enseñaron en el colegio que el 12 de octubre tenía que celebrar el “Día de la Raza”, ligando la idea a conceptos como la madre patria y todas esas cosas. En realidad, en Chile la fecha se le denomina oficialmente desde el año 2000 con el nombre de “Día del Descubrimiento de Dos Mundos”, en alusión a la nominación dada a las conmemoraciones del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, impulsadas por (adivinen) el gobierno español de esos años.

Detrás de todas estas alusiones festivas, existe un recorrido histórico omitido que deriva en la constitución de ciertas formas hegemónicas de la identidad latina, cuestión de la que nuestro país no ha sido la excepción. Hay un sociólogo peruano que repiensa todo esto de la siguiente forma: el “descubrimiento de América” coincidiría más bien con la elaboración de la idea de raza como eje articulador de la dominación europea por sobre las identidades indígenas; en otras palabras, es en este “encuentro de dos mundos” cuando se inventa el concepto de raza, estableciendo una dominación cultural de carácter eurocentrista que articularía las relaciones entre el “primer mundo” y América Latina. Considerando esto, sería imposible (o al menos, incompleto) hablar del funcionamiento de estructuras de dominación en nuestra región, tales como el género, la clase o el sexo, sin introducir también esta idea de raza en el análisis.

Esta postura crítica está presente en el trabajo de varios artistas latinoamericanos, como por ejemplo en gran parte de la obra de Pedro Lemebel. En su libro “Loco Afán” reúne varias crónicas donde hace frente a la obsesiva figura del gay blanco hipermasculinizado al interior de los movimientos por la liberación homosexual, así como también se planteó críticamente a la hipocresía de la izquierda que históricamente ha omitido a las disidencias sexuales. Finalmente, apunta y dispara:

“Quizá América Latina travestida de traspasos, reconquistas y parches culturales –que por superposición de injertos sepulta la luna morena de su identidad– aflore en un mariconaje guerrero que se enmascara en la cosmética tribal de su periferia. Una militancia corpórea que enfatiza desde el borde de la voz un discurso propio y fragmentado”.

Me siento tan Locoa

Me es imposible escuchar el último disco de Alex Anwandter sin pensar en Lemebel. Estrenado el 12 de octubre y con el nombre de “Latinoamericana”, contiene demasiadas referencias a la misma postura crítica que comentaba más arriba. Pero la que más me hace ruido es el coro de su single Locura: “me siento tan locoa”, cantado así, tachando la “o” masculina para presentarse con la ambigüedad que plantea la “a” femenina. Resulta que en la obra del cronista, ocupa un lugar central la figura de la travesti, materializada en su escritura tras “la loca”, la manifestación chilenizada de una política corporal que se desentiende de los movimientos homosexuales de influencia estadounidense, desconfiando de ellos en tanto no son reterritorializados a los contextos y disputas locales con sus historias correspondientes.

“Me siento tan locoa”, tan loca como la Madonna, como la Lobita Lámar, como la Regine, como la María Camaleón: “la poética del sobrenombre gay excede la identificación, desfigura el nombre, desborda los rasgos anotados en el Registro Civil. No aborda una sola forma de ser, más bien simula un parecer que incluye simultáneamente a muchos”, explicaba Lemebel. Y conociendo la intención política de Alex en su trabajo musical, es muy difícil pensar que no aluda a la apuesta del fallecido cronista con esta canción (quizás no lo sabe, pero está).

ALEX ANWANDTER LATINOAMERICANA MEXICANO

Este malinche va a matarme (todas lo dicen, pésima eres)

Es en la cultura mexicana donde se origina la significación a la idea de “malinche”, y el origen es mítico-histórico: en plena conquista española sobre el imperio mexica, resulta que La Malinche habría sido una mujer de origen nahuatl, dada como esclava a Hernán Cortés, y que consecuentemente “se convertiría en su concubina”. Posteriormente, La Malinche facilitaría la conquista española en tierras mexicanas al transformarse en la intérprete y consejera de Cortés; es por eso que desde el siglo XIX, en plena constitución historiográfica de la independencia y la identidad mexicana, su figura estaría ligada a la representación de “la traición”, imagen que se extendió luego a gran parte de Centroamérica. Aún hoy en día se utiliza en México el término “malinchismo” para referirse a aquellas prácticas que traicionan la identidad mexicana, prefiriendo y venerando costumbres y gustos extranjeros en rechazo de lo nacional.

No obstante, el desarrollo del feminismo latino y mestizo desde los años 60, daría nuevas luces sobre la figura de La Malinche. Por ejemplo, la antropóloga nicaragüense Milagros Palma afirma que la constitución de La Malinche como figura de traición en la cultura mexicana, respondería más a una necesidad de los liberales independentistas de fijar sobre cierto elemento histórico el punto de abyección para la elaboración de la identidad nacional, y La Malinche como mujer, negra, dada como esclava y violada por los españoles, se convierte en el personaje idóneo en la historia-mitología mexicana para explicar la derrota del mundo aborigen frente a los europeos, al mismo tiempo que se ensalza la maternal, casta y blanca figura de la Virgen María. Al igual que Eva en el paraíso siendo la culpable del castigo divino, sería una figura femenina la responsable de la debacle frente a los españoles: “En las mitologías del pensamiento patriarcal, la mujer es la culpable de la «desgracia del hombre». Ella es la primera en pecar, ella encarna la maldición que pesará sobre la humanidad futura. El pecado del hombre es haber nacido de una mujer”, apuntará la antropóloga.

Otro ejemplo se da en el análisis en torno al trabajo de la novelista Sandra Cisneros, cuya herencia mexicana está impregnada en su obra. En “Woman Hollering Creek”, la autora observa a La Malinche como uno de los estereotipos que definen la identidad de las mujeres chicanas, comprobando el componente artificial que contiene el mito originario al invertir su sentido patriarcal más tradicional (apoyada para esto de la influencia del feminismo clásico): “Mientras que algunos autores como Octavio Paz presentan a una Malinche pasiva, «la violada, la Chingada», Cisneros invierte esta imagen y nos presenta una mujer agresiva, similar a la concepción que Paz tiene del Chingón o agente masculino. Así, Cisneros convierte el mito pasivo chicano en el activo del feminismo canónico”. Si se piensa que la imagen “chingada” de La Malinche existe en la base constitutiva de la identidad mexicana, no es tan raro pensar cómo se instituye la cultura de la violación como base de la relación entre géneros en dicha sociedad (queda la tarea de pensar cuáles han sido los caminos que definen este esquema en nuestro país).

ALEX ANWANDTER LATINOAMERICANA BRASILEÑA

Y yo, negro de amor: un manifiesto hecho cuerpo

Una entrevista en diario La Hora, titulaba con la intención de Alex Anwandter de “dejar lo político de lado” en este nuevo disco; mientras que en otra entrevista con el artista, pero en Los Angeles Times, se le condecoraba con el título de “Príncipe del pop político chileno” a propósito de su estreno. ¿Por qué esta contradicción? Si se piensa en “Amiga”, su trabajo predecesor, hay un discurso político harto más evidente que recorre el disco, expresado en canciones como Cordillera, Manifiesto o Siempre es viernes en mi corazón; por su parte, “Latinoamericana” no busca esta apuesta tan explícita, sino que apunta más a la propia historia personal del cantante. Por suerte, el feminismo hace rato nos enseñó qué tan político puede ser lo personal.

El final de Malinche menciona una serie de ciudades que no fueron escogidas al azar: Guarujá (Brasil) es la tierra natal de su padre, su primera profesora de música había nacido en Trujillo (Perú), y además menciona por ahí que tiene familia viviendo en Mexicali (México). También recogiendo su propia historia personal, se incluyen dos canciones brasileras en el disco, a lo que el propio artista ha respondido: “Yo recién me di cuenta sobre la enorme influencia que habían tenido estos compositores en mi búsqueda de hacer música propositiva, música que se conectara con las raíces, música entretenida, bailable, y que fuera social también”.

Finalmente, lo político de Alex en su nuevo disco no está expresado en un discurso explícito como quizás sí lo estuvo antes, tanto en sus letras como en estética, sino más bien al recoger su propia trayectoria personal en un multi contexto latino y darle la relevancia que tiene en esta último disco. Y claro, la figura de Alex logra reunir bajo su persona tanto estos estandartes de lucha, como también los de la comunidad LGBT+ bajo un prisma queer/kuir que ha estado presente desde los inicios de su trayectoria solista (su videoclip para “Como puedes vivir contigo mismo” se inspira en el documental Paris is burning, obra que se ha tornado como uno de los puntos de referencia bajo el cual se ha pensado la crítica disidente sexual). Por eso es tan importante la frase del coro de la canción que da nombre al disco: “negro de amor”, por que no es cualquier negritud, ni tampoco es cualquier amor.

Queda preguntarse, ¿qué hacemos después de encantarnos con el trabajo de Alex Anwandter? Aquí una autocrítica para nosotros, sus fans: romper y matar con la idolatría para observar su figura solo como una referencia o trampolín hacia otros trabajos; dejar de convertirlo en LA voz de esta conjunción crítica, como más o menos ha venido siendo, y que nos sirva a una inquietud por buscar otras apuestas (que en verdad, siempre han estado). La luz de Alex, más que encandilarnos, debiese alumbrar hacia otros nombres. Aquí en Chile hay varixs artistas en varias artes alentados por la disidencia latina: está la perfomance musical en las canciones/poemas de Rucitama, la nueva apuesta en solitario de Fanny Leona (voz de Playa Gótica), figuras más eternas como la de Hija de Perra o Irina La Loca, y hace muy poco conversamos con Barbacius acerca de primer disco próximo a estrenarse y también sobre su trabajo en la plataforma AMI-K. Hay que ir en la búsqueda de ese mariconaje guerrero para travestir la música latinoamericana.

Y lo que más nos enseña Alex con su último trabajo es justamente esto, que “lo latino” es toda esta mezcolanza junta y revuelta, bien alborotada y sin forma tan definida, y no lo que la cultura gringa nos enseña estereotípicamente en sus series y películas. El cantante lo deja clarito en esta entrevista para POTQ:

“Creo que estoy escribiendo este disco desde un espectro de lo latino. Un poco se trata de eso. El título es una apropiación del concepto gringo de «americana» y como un término paraguas, que incluye muchas cosas. Incluye al chileno medio paliducho con nombre alemán que sin embargo, lo quieran o no, es latino también”.

(Texto por Carlos J.).

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