Cristóbal Briceño – Ciclo Neutral de Invierno, 10/7/14
Como dice Nico, ya se van haciendo conocidas las caras cuando uno va a los shows de Briceño/Ases Falsos. Hay toda una comunidad de rostros familiares que llenan La sala del GAM y crean un ambiente rico. Las jovencitas gritan tras cada canción, sin pudor, intentando que Briceño les tire un comentario de vuelta. Cualquier cosa vale. Los hombres cantamos más bajito hasta que Cristóbal nos invita a cantar con él, como lo hace en todos sus conciertos, quizás para disfrazar un poco la sobria puesta en escena: una guitarra de palo, un pandero, y su voz. Ahí incluso lo acompañamos desvergonzadamente en el coro del Ending de Dragon Ball, que se animó a cantar luego de que un fan se lo sugiriera en Facebook. Entre risas se escucha “Te puedo dar” coreado sólo por machos. Todos felices con el humor del vocalista de los Ases.
Briceño lo ha dicho un montón de veces, y a él le gusta armar sus shows a su pinta, aunque pueda resultar odioso para los demás. Sabe que el público va a verlo a él. Sí, a todos nos gusta su música y sus letras, pero seguimos yendo porque cada show es diferente. ¿Con qué va a salir hoy? ¿Qué pesadez va a decir? ¿Qué opinión contreras va a dar? ¿Qué canción añeja va a desempolvar? ¿Cuántas veces va a decir pico? Pero antes de ponerse cómodo y empezar a conversar con el público, se pasea por un set de canciones conocidas para entretenernos.
El show empieza con La gran curva, Niña por favor, y Ojitos de Marihuanera. Con un público al que le cuesta coordinar las palmas, sigue con el dicho Ending de la serie japonesa, y termina el “set engañoso”, como lo denomina, con Libres. Todos suspiramos, ¿y qué tanto?
Briceño pasa por la santiaguina y pegajosa Frente a un mural, del grupo Niágara, y Electricidad. El público se ríe cuando Cristóbal imita a Javiera Mena con una voz exageradamente grave, contando una anécdota donde se le olvidó subir el tono de la canción, como la Mena se lo había pedido para hacer una versión del tema de Lucerito una vez que compartieron escenario con los Fother Muckers.
Sigue con Mantén la conducción (tengo que decirlo, su fraseo me suena demasiado a la canción infantil de las vocales: a, a, a, mi gatito mal está) y Una estrella que se mueve (que me suena a Dan Dan Kokoro Hikareteku de Dragon Ball GT), de Conducción, el último disco de Ases Falsos, con buena recepción del público y augurando un buen show el 3 de Agosto en la Cúpula.
Después de esto comienza quizás la parte más íntima de la noche. Briceño nos regala 3 canciones que grabó para su disco solista que, por decisión propia, no verá la luz. Parte de mi (Tiene que existir una manera / una forma de entrar ahí / para estar contigo encapsulados / en aquella opaca humedad), Adolescente (la piedra sigue ahí / sorda muda / la llama adolescente ya se apagó / pero no me abandonó este adolecer / abrochado a mi carne / fomísima a cagar / la dura) y la ya conocida Piedra Negra, con el acompañamiento de Hugo San Juan en el bajo, con quien grabó el disco.
Briceño hace una pausa, manteniendo incómodamente de pie a Hugo. Habla de la amistad, y dice que puede ser tan fugaz como el amor, “un año uno se enamora, y al otro ya no lo viste más”. Cierto. Luego canta una versión musicalizada del poema Voces de otra esfera del oriundo de Curepto Pedro Antonio Gonzalez. Acto seguido, suben al escenario Daniel de la Fuente y Héctor Muñoz para terminar de formar las Chaquetas Amarillas. Todos nos entusiasmamos y nos rendimos ante Cuando nuestras mentes y Esta chiquilla. Pucha que suena bonita esa guitarra de Héctor en vivo. El público se lo agradece y el pequeño guitarrista se queda a recibir el aplauso por unos segundos. Después de todo, es también su público.
Entramos en tierra derecha y Briceño saca Simetría, que hace suspirar tan fuerte a una asistente, que saca carcajadas generales. Sigue con Inventario, una canción del mexicano Joan Sebastián, Nada (que cada vez suena mejor y tiene pinta de cierre para los shows de Ases Falsos), Chaqueta de Jean de Los Mil Jinetes, La Pajita, un poema de Gabriela Mistral transformado en canción por Horacio Salinas.
El show se ha extendido casi por dos horas y todos queremos más. Sabemos que quizás siga tocando canciones que nadie conoce, pero aún así no nos queremos ir. Para la sorpresa de todos, Briceño decide terminar con Fuerza Especial, que incluso hace que se paren algunas chiquillas para bailarla desde sus ubicaciones. Lo siento por los que estaban detrás.
Vamos terminando, y en vista de que le queda un poco de tiempo, el cantautor se saca una frase de salón sacada de una canción del argentino Zambayonny: “no me hables de amor mientras me chupas el pico, porque no se te entiende nada”.
Como siempre, todos felices. Todos cantamos. Y siempre es bonito ver a Briceño. Nos gusta que sea pesado, que sea contreras, y que escriba y toque con tanto carisma. Sabe que lo queremos así.
(Texto por Felipes // Fotos por Tillo)
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