En una sala repleta y con invitados de lujo, Niña Tormenta presentó en vivo “Loza”, su primer disco larga duración.
Utilizando su propio imaginario me gustaría afirmar que más que un planeta nuevo, Niña Tormenta es un planeta distinto, una rareza sonora que está ajena a toda esa excesiva producción musical a la que estamos acostumbrados actualmente. Entiéndase lo de “rareza sonora” no porque Tiare Galaz toque instrumentos extraños o sus canciones tengan estructuras poco comunes, si no que al contrario, en su simpleza al componer e interpretar está su gran valor, ese que tuvo a más de 150 personas escuchándola atentamente el jueves pasado.
Al llegar a Espacio Elefante y encontrarme con que afuera había una fila para entrar al lanzamiento de “Loza”, supe que sería una jornada especial. En verdad debería haberlo sospechado antes, desde aquel momento en que escuché el disco por primera vez, o incluso cuando Niña Tormenta se presentó en nuestra FONDAdeANAFUNK. Todas esas experiencias me han hecho sentir como en casa. Esa sensación de familia, amistad, de esa taza de té que compartes con tus cercanos, todo eso es Niña Tormenta y por supuesto que aquella energía estuvo presente en el lanzamiento de “Loza”, gracias al cálido trabajo que realiza el escuadrón Capitán Cobalto y los talentosos muchachos de Uva Robot.
Niña Tormenta se acompañó de tremendos invitados, en especial de Valentina Martinez (voz y guitarra en Los Valentina), y Protistas, quienes se sumaron al espíritu de la velada con completa sincronía, como si también fueran los anfitriones. El público asistente se tuvo que apretar un poco para poder hacer espacio y dejar que más gente disfrutara del concierto que nos tenía preparado Tiare Galaz y compañía. En general la velada se hizo breve, pasaron volando las nueve canciones que componen “Loza”, más algunos temas extras que sonaron (incluida una preciosa interpretación de “Pequeño Pirata” de los Protistas).
No nos dimos ni cuenta cuando ya estábamos en un restorán chino tomando unas cervezas entre amigos, comentando el show y tratando de arreglar el mundo, como siempre. La botella iba quedando vacía mientras no dejaba de pensar en todo lo que puede lograr un ukelele, una voz afortunada, unos amigos apañadores y la magia que nace al mezclar acordes y melodías. Esa noche, Niña Tormenta me dejó algo muy en claro: para hacer buenas canciones no hace falta cruzar el sol y toda la galaxia, sólo basta con descubrir en uno mismo aquel planeta distinto que vale la pena conocer.
(Fotos por Tamara Silva)
Revisa la galería de Niña Tormenta en Espacio Elefante ACÁ
