(Texto por Francisco Cabezas, Diseñador Gráfico / Fotos por Murielyn).
(Arte del disco de Corderolobo)
Uno de los temas que siempre ha motivado mi carrera como diseñador ha sido la música. Haciendo carátulas, produciendo fotografía, diseñando afiches de todo tipo. Y por qué no, si el lenguaje visual ha estado ligado al lenguaje musical desde siempre. Son formas de apreciación fundamentales y desde que la música se vuelve un factor cultural que ha estado acompañada de visualización.
Está de más decir que esto es mi opinión personal, mi percepción de también estar inmerso en un ambiente donde tengo la convicción que la música y el diseño pueden ser amigos.
Cuando decido dedicarme al diseño, lo hago con la certeza de que hay distintas disciplinas que pueden ser interpretadas y traducidas a imágenes. Una de las más potentes es la interpretación musical.
Hace unas semanas asistí a un evento en el PumaLab enmarcado en el ciclo de charlas de Música de Color, moderado por Fernando Mujica y con cuatro exponentes de distintas ramas del diseño gráfico nacional. El tema de esta charla fue el diseño gráfico y su relación con la música nacional.
Hay cosas que los colegas llegan a un acuerdo, sobre todo en la relación estética entre la música y el diseño. Es innegable que en el tiempo se han generado instancias donde las imágenes han sabido interpretar los sentimientos de la música y han podido crear obras icónicas.
Otra conclusión es que hoy por hoy, esa situación en Chile se encuentra en un punto de partida, donde queda mucho por crecer y aprender.
Según datos que nos entregó Fernando, durante el 2013 se editaron 3 discos chilenos diariamente. Casi mil al año. Un mundo de oportunidades tanto para las bandas como para los diseñadores para crear nuevos lenguajes a partir de la imagen y la música.
El prejuicio de venderse
Algo me pasa acá, porque me ha tocado trabajar con músicos que no se familiarizan con los conceptos visuales. Tampoco tienen por qué manejarlos, simplemente en su mundo particular no tienen por qué manejar esos estándares visuales.
El problema viene cuando es necesario unir las dos cosas. El músico realiza su obra y necesita acompañarla de un concepto visual, tanto como para una carátula, un afiche, lo que sea que acompañe su música. El problema es ese músico pensando que al hacer estas imágenes traiciona los principios de su música. Ya sea por pudor o sencillamente por poco interés, esta área queda sin desarrollo.
Y uno de los puntos donde un músico debiese ponerle énfasis, crear una audiencia, queda desatendido.
El merchandising
El 2010 durante el mítico ciclo de Fiestas Riot, me tocó oír una de esas bandas que tienes una sola oportunidad de escuchar. Eran los Lovey Dovies, una banda de Nueva Orleans, con raíces en Chile.
Después de una tocata intensa, mis amigos y yo quedamos con una muy grata impresión (de hecho se las recomiendo, suenan MUY bien), la banda nos sugiere que compremos su disco, porque de esta forma los estaríamos apoyando. Al fondo del local tenían su tiendita con harto merchandising, CDs, poleras, chapitas, stickers, todo esto atendido por la misma banda. Feliz me voy con el disco y mis amigos con chapitas y los stickers, además de poder conversar un rato con estos tipos que nos alegraron la noche.
Esto no es habitual en el circuito de tocatas en Santiago. Uno va al Óxido, al Onaciú, a Loreto y toda la infinidad de locales donde pueda tocar una banda en vivo y sólo contadas excepciones encuentras el material disponible ahí mismo, donde las papas queman y el recuerdo de la banda que viste recién nomás sigue latente. La oportunidad perfecta para llevarte su material a un precio conveniente.
Amigos, tener merchandising disponible no es VENDERSE, es poner la oportunidad de recibir una recompensa justa a una pega que no siempre es tan glamorosa.
Un par de conclusiones
El tema da para mucho más, y podemos seguir conversando indefinidamente sobre cómo le entregamos valor añadido a la música. Desde la producción musical hasta la chapita. Podemos seguir indagando y llegar a otros caminos, pero eso será en otra columna.
Otra observación a la que llego tiene relación a la charla de Música de Color. Después de realizado el foro, subió al escenario Corderolobo, presentando su segundo disco. Una producción súper cuidada y que vale la pena difundir.
Un consejo, cuando la banda les diga “nuestro trabajo vale lo que ustedes quieran, $1.000, $5.000, $50.000 o nada”, tenga la decencia de dejarles una luca que sea y no abalanzarse sobre los discos “gratis”. A los Corderolobo supongo que les costó producir esos booklets y no lo hicieron por beneficencia.
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Respecto a lo de Lovey Dovies pasa específicamente, por que son una banda que vienen del mundo del Hardcore Punk DIY que siempre ha venido acompañado por la necesidad de transmitir mas cosas que solo la música, por ejemplo un mensaje a través de una polera, “antiguamente” en los fanzines, etc. De hecho el punk sin el diseño no habría existido.
Por eso no me extraña que en este nuevo “rock independiente” no se vea mucho de la tradicion del merch.
Volviendo al tema, y tal como tu dices, con el boom de bandas en Chile, con las ediciones en vinilo o simplemente a través de desarrollo de net labels, se abre cada vez mas la oportunidad para un trabajo intenso entre músicos y diseñadores. Sugiero a estos últimos enfocarse en bandas que tengan algún tipo de concepto o contenido un poco mas allá del sonido, eso sin duda facilitara las cosas y abrirá muchas posibilidades interesante.
Buen articulo!
Muy buen artículo! Toda la razón que el merchandising que no tiene relación con la idea de venderse al contrario. Recuerdo hace años atrás fui a ver a CHC en vivo y a la salida aparte de los disco, stickers y chapitas, tenían poleras con estampados realizados por la misma Nea Ducci y me compré una. Lo de Corderolobo es notable, se dieron cuenta que el disco por si solo ya no es novedoso sino que le dieron otro valor, si cada banda pensará en soluciones así dejarían un mejor recuerdo en su público. Saludos!
Bueno, yo creo que el disco como objeto ya no es lo que simbolizaba antes. Ahora un CD es tu tarjeta de presentación, un item donde se busca transmitir un mensaje de mano en mano y no el producto final.
Ahora si quieres seguir una banda, te bajas el disco, los escuchas en lo que sea que tengan en internet y pagas una entrada a una tocata.
Por eso, el punto central es como llegar al público, y para eso el diseño es un buen vehículo, y con eso hay varios caminos, ya sea irse por el concepto, por la gráfica o por mensajes más sutiles.