(Texto por Tillo).
Elegir lo más destacado del año siempre es complicado y en verdad es una tarea que nadie te pide y que a muchos les carga que la hagas, pero acá estoy seleccionando un pequeño ranking de lo que he titulado “Los 3 mejores discos chilenos del 2014 (según yo)”. Muy importante el paréntesis para evitar los comentarios del tipo: “faltó el disco del Luchitomario”, “y dónde está el último disco de JuanitoPerez Power Trío? qué estafa!“. Ni siquiera este recuento representa a todo el equipo Ddaf, soy yo (el Tillo) eligiendo los discos más bacanes del año, a mi parecer.
Sin más relleno, vamos con lo importante:
Númeroooooooooooooooooo 3:
Tercer Lugar: Adelaida – Monolito.
Este disco lo escuché hace poco. Seré sincero al decir que he sapeado a esta banda hartas veces y que nunca me terminaban de convencer. No voy a desconocer el ingenio y energía de Jurel en todos los proyectos que suele enseñarnos, pero me pasa con este grupo lo mismo que con las minas; puede haber una lola súper linda y simpática que a todos les gusta pero hay algo que tú decí “no weón, no me pasa nada“. En verdad la mina ni ahí contigo, así que todo da lo mismo. La cosa es que así me sentía con la Adelaida hasta que la vi con su vestido de 2001: a grunge odyssey y me puse entero ready. Partamos con el nombre del disco y la portada que ya son bonitos. Le puse play al asunto y mientras limpiaba la caca de la coneja (así, tal cual) pensé: “este disco es la patá, weono, te pago doscientos cien lo que querai”. Encontré que actualmente no hay banda de rock interesante que escuchar. Estamos invadidos por el pop (que no me parece malo, al contrario, bacán que haya diversidad musical) y este disco es una inyección de chasconeo y de bar rockero pasao a cerveza (pero no Cristal, una mejorcita). Las guitarras son pulentas, las melodías son bacanes, la duración es precisa. Fue realmente amor a primera vista. Ahora es cuando digo “Adelaida, debí pescarte cuando pudiste ser mía”. Grande cabros.
Númerooooooooooooo 2:
Segundo Lugar: Ana Tijoux – Vengo.
No poner este disco, como mínimo, en tu top 5 de este año es estar completamente perdido en la onda. Tengo que confesar que estuvo a punto de quedar en primer lugar, pero en último segundo perdió la carrera. El trabajo más reciente de la ex-Makiza es la cumbre del arreglo; cada canción tiene un lujo de detalles sonoros que convierten cada track en capas y capas de exploración, por lo que se vuelve necesario escucharlo una y otra vez. Esto tiene un doble filo, ya que en ciertas partes, y como pasa en el rap generalmente, las canciones se vuelven pesadas de digerir y uno puede terminar con demasiado contenido en la cabeza, sobre todo si te estás cortando las uñas de los pies en el momento que lo escuchas (digo nomás, no es que yo lo hiciera). Pero Ana maneja bien el recetario y mezcla líricas llenas de discurso social con sutilezas sonoras que hacen que “Vengo” sea un disco absolutamente imprescindible en cualquier recuento del año. Como dicen por ahí, un clásico instantáneo.
Númerooooooooooo uno:
Primer Lugar: Fakuta – Tormenta Solar
El pop ha sido el terreno por el cual la mayoría de nuestros músicos han explorado este último tiempo, pero pocos han querido encasillarse en ese estilo. “Tormenta Solar” (que título más bueno, por la chupaya) es pop de tomo y lomo, sin tapujos ni insolencias. Una precisa reunión de canciones donde ninguna falta y ninguna sobra. Los arreglos y la calidad de producción son de un nivel a la altura de las composiciones de Fakuta, que están llenas de versos y frases que se te pegan en la cabeza y puedes estar todo un día tarareándolas (basado en hechos reales) Los mismos elogios corren para cada uno de los invitados que el disco contiene y que aportan los matices necesarios para que el disco se pase volando. Perdería mi tiempo nombrando los momentos más altos de “Tormenta Solar”, porque todas las canciones lo son. El CD ha sonado muchas veces en mi hogar, pero nunca, NUNCA, ha sido suficiente. Esa necesidad de repetirse los temas una y otra vez son clara señal de dos cosas: estoy pitiao y estamos frente al mejor disco del año. Corta.