(Foto por Tillo).
Vuelve la sección regalona de los cabros y las cabras. Nos referimos al “Dame esos 5”, que como algunos ya deben saber, se trata de pedirle a un invitado estelar cinco canciones para cinco puntos específicos. En esta ocasión fuimos tras Simón Campusano (a quien ustedes conocerán por sus trabajos y performansss en Niños del Cerro) y logramos que nos entregara su top five. Representando a La Florida y a todos los signo Tauro (Dato Yolanda Sultana: son muy tranquilos, tienen mucha paciencia y un don para el ahorro, elemento: tierra, pokemón: diglett), con ustedes acá va la selección de Simón:
1. Un temón de aquellos:
Urban Monk – Collage
“Temazo, a no dudar. Es el tema del tío Dhanur, mi héroe de guitarra. Rescata todo lo bacán del chugueis (que en general me parece un estilo fomecito) y la melodía te engancha al tiro, muy pop, muy beio”.
2. Para momentos EMO:
Taller Dejao – No quiero querer a nadie
“Porque es infinitamente triste, como gran parte del folklore chileno. Entiendo que es un tema recogido por Margot Loyola y que fue interpretado por Cuncumén o Millaray, no recuerdo bien. Es muy fuerte sentir eso de forma literal, de no querer a nadie ni dejar que te quieran a ti. Además, ese único disco de “Taller dejao” es más bueno qué la chucha”.
3. Pa’ dejarlo todo en la pista de baile:
Javiera Mena – Luz de piedra de luna
“Con este tema me hago uno con el universo. Cuando llego al coro trato de hacerme espacio en la pista de baile pa’ darme una vuelta en 360 con los brazos completamente extendidos, abrazando el infinito. Me pasa lo mismo con “Con Suavidad“, pero lo descarté porque más abajo puse otro tema de Los Prisioneros”.
4. Pa’ dedicarle a alguien:
Los Prisioneros – Cuéntame una historia original
“Me pasa seguido al conversar con gente, o de repente, que me dan ganas de dedicármelo a mi mismo, pa’ parar de darme color con cosas que quizás no son tan terribles. Todo el mundo tiene problemas, mejor compremos chocolates”.
5. Una canción que te traiga un recuerdo especial:
“Esta canción me recuerda mucho cuando estaba en la básica, en el colegio. Creo que una vez un taller de danza de un curso presentó este tema y lo ensayaban por las tardes en el patio, hacía calor y era tarde, como a las cinco, con ese sol de mierda y mucho maicillo en el aire. Ahora pienso que ese sabor/olor de la tierra suspendida junto con el sol pegando fuerte debe ser la esencia de la música andina”.