El 11 de septiembre de 1973 las fuerzas militares chilenas realizan un golpe de Estado que no solo significaría el quiebre de la institucionalidad democrática en Chile, sino que también se presenciaría una época de persecución, represión y asesinato de miles de chilenos y chilenas que habían sido parte del gobierno del Presidente Salvador Allende y que luego serían quienes se opondrían al régimen. Pero la dictadura no solo se centró en la persecución política, sino que también comenzó una batalla simbólica que daría paso a lo que en Chile se conoce como el “Apagón Cultural”.
A lo largo de la historia de Chile se han presentado diferentes movimientos y expresiones artísticas que surgen desde lo popular y que han tomado diferentes características que son propias del momento histórico que les tocó vivir. Uno de esos casos es el del movimiento musical conocido como “La Nueva Canción Chilena” que tenía como precursora y referente a Violeta Parra. Desde ahí surgirían diversos artistas y agrupaciones pertenecientes a este nuevo movimiento, algunos de ellos serían Víctor Jara, Isabel Parra, Quilapayún, Inti Illimani, Illapu, entre otros. Este movimiento se caracterizaría por recuperar sonidos populares del país y por su compromiso social y político que los asociaría directamente con el gobierno de la Unidad Popular. Por otra parte, la Nueva Canción Chilena surgía como una de las primeras expresiones de música independiente del país, puesto que sus referentes no eran considerados por los grandes sellos internacionales, por lo cual, en respuesta a esto surgían proyectos como la “Discoteca del Canto Popular”, que se creaba como un sello independiente levantado por las Juventudes Comunistas que buscaba apoyar artistas nacionales que no tenían cabida en los sellos multinacionales por sus contenidos revolucionarios y por su compromiso con las causas sociales.
Instaurada la dictadura en Chile, como ya lo mencionamos anteriormente, comienza un proceso que en el mundo artístico y de la gestión cultural se le conoce como el “Apagón Cultural”, ese fenómeno implicaría el exilio de diferentes artistas, sumado a una ola de censura que se encargaría de prohibir los contenidos políticos en las obras. En el caso de la música, diferentes agrupaciones debieron mantenerse en el exilio, otros vivieron en carne propia los horrores de la dictadura y fueron torturados como en el caso de Ángel Parra, además fueron allanados sellos discográficos donde se destruyó material y los músicos opositores al régimen fueron prohibidos en las radios. Pero sin duda uno de los hechos que marcaría la época sería el asesinato de uno de sus máximos exponentes, nos referimos a Víctor Jara. Para la dictadura era imprescindible acabar con uno de los símbolos culturales más importantes de la época, Víctor Jara era admirado por el pueblo y un colaborador cultural del gobierno de la UP, además de tener una capacidad artística que no solo lo llevo a crear canciones que hasta el día de hoy resuenan en nuestro país, sino que también se hizo parte de otras disciplinas artísticas como el teatro, todo esto lo transformó en un reconocido artista tanto en el país como en el extranjero. Por ello, para los agentes de la dictadura, Víctor representaba un peligro por su enorme valor simbólico, es así como Víctor Jara es asesinado en el Estadio Chile que hoy lleva su nombre y en donde por última vez y a pesar de los horrores que había vivido, fue capaz de proyectar su dolor y el de sus compañeros en un último poema que al leerlo nos transporta a ese lugar plagado de sufrimiento.
De esta forma comienza una época oscura para la cultura en Chile, en donde las expresiones populares no encontraban espacio en los medios de comunicación y debían ingeniárselas para difundir sus obras en espacios clandestinos mientras le hacían frente a la estrategia cultural de la dictadura, la cual se basaba en la persecución y prohibición de obras que tuvieran contenidos políticos además de abrir paso a la desregulación de la industria creativa sin el apoyo estatal que los dejaba al albedrío de las condiciones del mercado, por otra parte, la dictadura busco posicionar a diferentes cantautores que eran afines al régimen como Patricia Maldonado, Alberto Plaza, Jose Alfredo Fuentes, entre otros, a quienes se les abrirían las puertas de la televisión, la radio y diferentes espacios de difusión, sumado a ello el régimen busco acabar con las expresiones populares instaurando una visión de cultura patriótica enfocada en valores patronales que hasta el día de hoy se mantienen presentes. De esta forma, podemos ver como cuestiones propias del neoliberalismo como la despolitización y la desregulación no solo afectaron al tejido social y político del país, sino que también llegaron a perjudicar al sector cultural manteniendo una disputa desigual entre la cultura oficial y la contracultura representada por todas las expresiones que criticaran al régimen y que les valía ser marginados de diferentes espacios pero que a la vez los impulsaba a crear los propios a pesar del miedo y la represión que se vivía en esos años.
En definitiva el golpe de estado significo un retroceso en todo el desarrollo cultural que se había estado gestando en años anteriores en el país y sus consecuencias las vemos hasta el día de hoy, en donde todavía en el mundo artístico seguimos compitiendo por fondos que en cierta medida sirven para dignificar nuestra labor, pero que no nos aseguran salir de la precariedad la cual nos encontramos y que además no son suficientes, debido a que Chile sigue destinando una parte insignificante del PIB en cultura, asimismo existe una institucionalidad débil que no ha sido capaz de relevar la cultura como un pilar fundamental en el desarrollo de las personas, dejando de manifiesto que aún siguen operando las lógicas del modelo neoliberal en algo tan importante como la cultura ya que esta nos define y nos orienta como sociedad.
(Texto por Nicolás Cofián, músico y gestor cultural)
2 respuestas
Siento que es una buena tesis, pero un pésimo desarrollo de la misma, hay errores garrafales, no hay fuentes, no hay bibliografía… El título dice mucho más que todo el resto…
Para Emilio: Debes situarte en ese contexto para evaluar el “Apagón Cultural”, algo que existió en la realidad, sólo había que darse cuenta cuando encendías el televisor. Había una programación farandulera, banal, superficial, tontorrona, con programas como Japening, Sábados Gigantes, Show de la Una, Éxito, Festivales vespertinos, Dingodonlango, Giroscopio Musical, Cuánto vale el Show, Concursos “culturales”, y otros por el estilo.
El propósito era idiotizar y embrutecer al público, aplanar sus mentes, apagar y reducir su raciocinio, no había que dejarle que aprendiera a pensar, eso era peligroso.
Se prohibieron todos aquellos artistas que representaban una visión popular del pueblo de Chile, empezando por Violeta Parra, Víctor Jara, Patricio Manns, Quilapayún, Inti Illimani, Illapu, Rolando Alarcón, Ángel e Isabel Parra, y otros por el estilo.
El Apagón Cultural se extiende hasta nuestros días. Eso explica la actual ignorancia sistémica, el deterioro cultural de los colegios, la ausencia de cultura crítica, la mala ortografía, la ignorancia lectora, la ausencia de publicaciones, etc.