A propósito de lo que dijo Dadalú en la tele, ¿qué es la música emergente?

DADALU MUSICA EMERGENTE

El pasado viernes 07 de septiembre, Dadalú participó como invitada en el programa televisivo Rock Up TV, emitido a través de la señal porteña UCV y animado por Rodrigo González. El paso de la artista se concretó en una interpretación en vivo de “Escapista” (acompañada de Oso El Roto en la perfomance de una menstruación bailante), una entrevista por donde repasaron algunos orígenes acerca de su trayectoria, y también detalles en torno a su último EP “Tiempo Negro” editado a través de Cazador. Básicamente, uno de los mejores 13 minutos transmitidos por TV.

De estos 13 minutos, queremos recoger un momento en particular. Previo a comenzar la entrevista, mientras presentaba a la cantante, González comenta que, en la televisión chilena, Rock Up TV vendría siendo actualmente “el único programa que está dándole cabida a la música, y en este caso, a la música emergente”; a lo que Dadalú interrumpe enérgicamente diciendo “me carga esa palabra! «emergente»”. El animador le consulta entonces qué nombre le pondría, a lo que la artista responde:

“Música desconocida porque hay un bloqueo de los medios a millones de músicos que hacen música maravillosa, y en los medios no hay cabida. Y eso no es culpa de los músicos”.

El momento fue destacado por la propia Dadalú a través sus redes:

A partir de esta afirmación, sacamos una pregunta muy concreta: ¿existe entonces la “música emergente”? o más bien ¿qué es la “música emergente”? A falta de manuales, podemos remitirnos a algunas formalidades:

  • En las bases para postular a las distintas lineas de los Fondos de Fomento a la Música Nacional, se define como “emergente” a aquellos proyectos “con 0 a 5 años de trayectoria, que es el periodo de tiempo transcurrido desde que el artista y/o agrupación musical haya realizado la producción del primer registro fonográfico”; luego de esos 5 años, se considera como “músico de trayectoria”.
  • Un segundo ejemplo lo podemos ver en las bases de los recientes “Premios Revelación” de Patio Bellavista, creados con el apoyo de la SCD con el objetivo de “generar una oportunidad de difusión para músicos emergentes residentes en Chile”, y donde se exige como requisito para su postulación el que el postulante “no haya editado, producido, encargado, y/o autorizado un disco a través de un sello”.
  • Por último, haciendo un poco de trampa porque no se habla explícitamente de “música emergente”, podemos mirar las bases de los Premios Pulsar en torno a su categoría “Artista Revelación”, creada el 2017 con el objetivo de reconocer a quien “ha demostrado durante el periodo de premiación, ser un artista con proyección y poseer una carrera en ascenso”. Para esta categoría califican como postulantes “exponentes de cualquier género musical que hubieren publicado su primera producción fonográfica durante el periodo de premiación”.

Pero resulta que Dadalú, con sus casi diez años de trayectoria y con cinco discos grabados, no calificaría en ninguna de las tres definiciones formales, y aun así es considerada en la entrevista como una “artista emergente”. ¿Qué le da la emergencia a Dadalú? Definido así, el concepto es incierto y ambiguo, un poco artificial, e incluso las formalidades comentadas generan más dudas: ¿cinco años son suficientes para emerger? ¿todos los proyectos deberían poder emerger en cinco años? ¿más cantidad de discos es signo de emergencia? ¿un buen disco debut es sinónimo de una carrera en ascenso?

Las definiciones formales revisadas, suenan más bien lejanas a los parámetros del sentido común, y tienden a hacer pensar el proyecto musical como si fuese una especie de pyme. Resulta que los caminos son demasiado distintos para cada proyecto, y en nuestros espacios más cotidianos miramos al “músico emergente” casi como un símil de lo que entendemos como “músico independiente” (otro concepto que, sin embargo, también es algo ambiguo hoy en día). No salir en la programación radial fm, no aparecer en diarios, moverse en el ambiente “under” o más “de nicho”: estas características nos suenan más cercanas, y suenan también muy parecido a la idea de “música desconocida” referida por Dadalú, quien apunta concretamente a un “bloqueo de los medios”.

El debate que emerge a partir de la afirmación de Dadalú nos llama harto por estos lados. Pensamos el DdAF como un espacio para que nuestra comunidad comparta y hable en torno a la música chilena, y se nos da mucho escuchar y compartir proyectos musicales más nuevos (tenemos algo botada nuestra sección “Vitrina”, pero ya vuelve lo prometemos). Así mismo, vemos esta tarea a la par del trabajo que realizan muchos otros espacios de difusión independientes: webs como Picnic, SACH, Disonantes.cl, Hermosos Ruidos o Yakaranda Magazine, u otros con más trayectoria como POTQ Magazine, LaRata.cl y Super 45; programas radiales como Estación Local, Al Quiebre, Sonido Radar o El Programa Supersecreto (conducido, justamente, por Dadalú); y otros proyectos que trabajan en la misma línea como Tímida Productora, Música Sin Iva, Palmera Litoral o los reviews del Profesor Rayado.

Definitivamente, cuando habla de “los medios”, Dadalú se está refiriendo en concreto de otros espacios, quizás más masivos y, probablemente, más lejanos al entorno musical independiente. Son medios a los que proyectos independientes y nuevos les es más que difícil llegar y que se quedan en el margen de “lo emergente”, margen que (siguiendo la idea de Dadalú) sería una categorización creada justamente por estos mismos medios, desde su lejanía y masividad. Y claro, cuando se realiza un análisis a la “música emergente” desde esta lejanía, a veces se termina mirando con desconfianza elementos que surgen dentro de esta misma; por ejemplo, se puede pensar la fuerte influencia del movimiento feminista en el ambiente musical durante el último tiempo como algo que viene a “estancar” o bien a “blanquear” el desarrollo musical, cuando en realidad lo que hace más bien es potenciar el proceso creativo con un compromiso político necesario tanto para la música como también para nuestra sociedad en general (el surgimiento y desarrollo de plataformas como Ruidosa, Muchacha y Brava son ejemplos muy concretos, así como también la exigencia de festivales con paridad de género que permitan potenciar el todavía muy silenciado trabajo realizado por mujeres).

De existir entonces este “bloqueo de los medios” acusado por Dadalú, ¿cuál sería su utilidad? A mí se me ocurre esto: resulta que a final de cuentas, el concepto de “músico emergente” se me hace parecido a la idea del “país en desarrollo”. Detrás de un proceso al parecer constante que se vuelve eterno pero siempre esperanzador, existe en realidad una serie de relaciones que definen cierta hegemonía, donde ciertos países definen su calidad de desarrollados, avanzados o primermundistas, siempre en relación de otros países que -necesariamente- deben pertenecer a una segunda categoría. Entonces, así como es necesario que existan “países en vías de desarrollo” para que existan los “países desarrollados”; en el ambiente musical se hace necesario definir un margen de “lo emergente” para poder definir a ciertos artistas con hegemonía en situación de “consolidados”. El problema no es que se reconozca la trayectoria de estos últimos por parte de “los medios”, sino que al definir una relación dicotómica entre emergentes/consolidados, se hace siempre en términos hegemónicos asumiendo que la calidad musical es ajeno a la emergencia: “si no suena en la radio, es porque no hace buena música”.

Y el problema es ese. Los parámetros para definir la calidad musical de un artista no debiese dársenos a partir de cuánto “ha emergido” un artista en comparación a otros (sea como sea que se entienda “lo emergente”); sino que debiese definírsenos desde nuestros propios gustos y las formas que nos hace sentido la música que escuchamos. Hay que evitar esa trampita, en la que en más de una vez debemos haber caído: la “música emergente” existe, pero hay que usar la palabra así mismo, con comillas, para tener siempre presente que estamos frente a una idea artificial de música que ha sido silenciada para que otros suenen más fuerte, cuando en verdad deberíamos intentar no poner jerarquías en su desarrollo.

Porque lo más feo es cuando esta idea de “música emergente”, viene a entorpecer justamente este proceso. En una entrevista del 2016 con LaRata.cl, Dadalú lo deja clarito:

“(…) en los medios se imponen muchas reglas. ¿Cuál es la gracia de puras cosas iguales? Encuentro fome que todas esas normas atenten en contra la diversidad.

Hay que tener cuero de chancho, es difícil porque qué pasa si no quieres cumplir las normas del medio y quieres ser tú… no vas a llegar a esos espacios. Tienes que ver qué es lo que importa para ti y si quieres llegar a esos espacios debes renunciar a lo que quieres hacer, entonces hay que poner las cosas en la balanza y eso es complicado. Pero hacerse el espacio en un lugar más consolidado y oficial, hay que seguir las normas oficiales… grabar con tal loco, sonar de tal manera, decir tal cosa”.

Hay varias cuestiones que quedan a medias. ¿Qué pasa con la nuevas formas de distribución digital de la música en torno a los “artistas emergentes”? ¿Vale más sonar en la radio o tener muchas escuchas en Spotify? ¿Se puede dejar de ser un “músico emergente” sin vender muchos discos? ¿El objetivo de todo proyecto musical debiese ser el dejar de considerarse como “artista emergente”? Como siempre, esperamos sus comentarios. A continuación pueden ver la entrevista completa de Dadalú en Rock Up TV.

(Texto por Carlos J.).

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