Tus Amigos Nuevos son una banda rara. Cada vez que quiero invitar a alguien a verlos en vivo no tengo idea de cómo explicar cómo suena o “qué tocan”. Ojo, me pasa con otras bandas también, pero creo que con T.A.N me es particularmente difícil describir su harte.
Y no creo que sea su culpa. Yo creo que se nos está olvidando cómo suenan las guitarras a la vena, sin más pretensión que hacer bailar. Se nos está olvidando cómo le decíamos a eso. ¿pop? ¿pachanga? ¿dance punk? Eh… ¿O acaso tenemos miedo de decirle “rock”? Es cierto, hasta a mí me da un poco de cosa nombrar a Satán en el Paraíso del Pop, pero Tus Amigos Nuevos lo saben invocar de la mejor manera, y no queda otra que rendirse ante la música diabólica.
Habiendo dicho eso, es una pena que los autores de los hitazos “Baby Boomers”, “Viernes”, y “Paraná” todavía no acarreen tanta gente a sus shows. Había público en Bar Loreto, pero después de no verlos durante un buen tiempo, esperaba que con lanzamiento del nuevo disco Triunfo Moral, hubiese subido el contador. Es verdad que se están consolidando con la crítica, y solidificando la masa de enfermos que los seguimos a (casi) todos lados, pero esta música necesita llegar a oídos de más personas. Lo que está haciendo T.A.N es una clara señal de que el “indie” chileno lo único que tiene de “indie” es la autogestión, porque su sonido es descaradamente masivo, mainstream, pa la galucha, o como quieran llamarle. Y bien por eso.
El show empieza con la infecciosa “Gato Negro” para seguir con una tripleta avasalladora de Triunfo Moral, “La Novedad” – la que en un principio pensaba que era una canción romántica resultó ser sobre el determinismo (?) – “Techno Rengo”, y “Delfín”. No hay mucha pausa. Entre que tomo fotos y voy anotando las canciones en mi teléfono veo que mis amigas están bailando frente a Diego Lorenzini, el vocalista, y él las mira con cara de satisfacción. Arranca “Viernes” y desata los gritos, mientras que “Jaleo” pone la (única) gota de romanticismo de la noche con ese “me saqué la lotería contigo”. El baile sigue con “El No Movimiento Chili Chili”, y la intensidad de “Buena China”.
El segundo disco de T.A.N les permite hacer un show más extenso e intenso. No hay comodines. Todas las canciones valen, todas son esperadas. Quizás esa es una de las pocas ventajas de ser una banda de culto (ya a estas alturas). “T.A.N. Avergonzada (ponle cowbell)”, empieza a cerrar lo que ha sido una fiesta, mientras que el obvio final viene con los himnos “Pateando Petróleo” y “Paraná”. Hay gente en el escenario. Amigos de la banda, gente del público, y el resto sigue bailando. Prendido.
La banda se va y vuelve al minuto. “Baby Boomers” y “Tu Fiesta Vale Callampa” parecen cerrar oficialmente el boliche, pero como buenos amigos que son, hacen caso al público (me gustaría pensar que sólo me escucharon a mí) y se la juegan con “Edipo Rey”, una canción que claramente es del ausente e histriónico baterista Javier Chorbadjian, pero que con el esfuerzo de todos acaba en una versión impecable.
Me hubiese quedado bailando feliz de la vida, pero me encontré a una de mis amigas durmiendo en el sillón de la esquina y era necesario evacuarla del recinto. Debe haber sido la energía del show. Así que cuidado cuando vayan a ver a Tus Amigos Nuevos.
(Texto y fotos por Felipe Rodríguez)