Querido Diario: Ver a Lucybell como si fuera en el living de tu casa

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(Fotos y texto por Tillo).

Creo que no veía a Lucybell desde el Lollapalooza Chile 2014. Quizás miento porque mi memoria es frágil, sepan perdonar.

Haciendo recuento de mi historia personal con la banda tengo que confesar que el disco “rojo” de la agrupación liderada por Claudio Valenzuela me conquistó desde temprana edad. Lo tenía un tío en su colección y de ahí empezaron los primeros acercamientos al grupo. Esa oscuridad en el sonido mezclado con misteriosas letras echaban a volar mi imaginación de adolescente emo con problemas de existencialismo.

Luego descubrí “Peces”, “Viajar”, “Lúmina” y “Comiendo Fuego”. Hasta ahí nomás les seguí la pista. Lo que vino después se me hizo más difícil de sumar a mi lista de reproducción y admito que no me he puesto al día como corresponde en cuanto a las novedades lucybellísticas. Ahora, volvamos al presente y a lo que nos convoca. El pasado viernes 9 de diciembre se realizó un especial concierto en Bar El Clan. El trío se presentó en un formato reducido, adaptándose al espacio del bar santiaguino. Para los que no conocen El Clan les puedo contar que se trata de un lugar acogedor, pero pequeño para números musicales de tal magnitud. Por eso ocasionalmente, se hacen eventos exclusivos para artistas con alta convocatoria, como lo fue Lucybell en este caso.

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El lugar se repletó rápidamente y en poco rato todos los presentes quedamos a la espera de la llegada de los músicos. Los minutos pasaban lentamente mientras en el proyector pasaban videoclips nacionales. Después de las 11 de la noche por fin aparecieron Cote Foncea, Claudio Valenzuela y Eduardo Caces sobre el escenario. Los tres se sentaron y a través de sus comentarios hicieron notar lo extraño que era tener a la gente tan cerca. Y es que escuchar música en vivo en El Clan es como armar una tocata en el living de tu casa, con tragos y buenos amigos.

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El setlist comenzó con “Familiar”, una canción del disco “Fénix” (2010), que los fans reales corearon con todo el sentimiento. Para los más nostálgicos, la noche avanzó con “Carnaval” y “Vete”. Entre canción y canción, Claudio le hablaba a su fanaticada y sonreía, quizás bajo efecto de qué licor o sustancia (cómo dijo él mismo). Su estado “arriba de la pelota” hizo que todo el show fuera muy gracioso con tallas y buena onda. Excepto por un momento extraño cuando la banda interpretó “Voy por ti” del mismo disco y Valenzuela tuvo una pequeña catarsis mostrando que la canción que declara “nunca he odiado tanto a nadie como a ti” le rompía el corazón. Detrás mío varias féminas estaban dispuestas a consolarlo, eso escuché por ahí. Luego de ese llanto en escena, Claudio volvió a su estado happy por lo que nunca supe si había sido todo una actuación digna de un Oscar o sufrimiento real. Creo que nunca lo sabré.

El grupo siguió “Ráptame del fin”, pero antes el compositor contó que le carga escribir historias y que esa canción era una excepción. Todos coreamos felices. “Milagro”, “Salte a tus ojo”, “Mi corazón” y “Pez demonio” siguieron en la lista. Los temas avanzaban rápido, con pequeñas interrupciones de Claudio y sus ganas de tirar la talla. Reíamos con él. A continuación sonó “Rojo eterno” y quedé loco. Como dije al principio, ese mítico disco rojo fue muy importante en mi juventud (cada día asumiendo mi vejez) y es uno de mis discos chilenos favoritos.

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“Ten paz”, “Hoy soñé”,  “Fe” y “Sálvame la vida” fueron todas coreadas por el público fiel que trataba de fotografiar a los músicos con sus celulares para enviarle las capturas a algún contacto de su Whatsapp. Una base electrónica se apoderó de los parlantes para la interpretación de “Cuando me acerco a ti” con un Claudio desatado poniéndose de pie y jugando un poco a su rol de showman. Luego vino un cover de “En la ciudad de la furia” de Soda Stéreo, introducida con una anécdota personal de Valenzuela junto a Cerati compartiendo una botella de Vodka. La versión lucybellística sonó genial y fue lejos uno de los puntos altos de la noche.

Todo terminó con “Mil caminos” en una interpretación accidentada por el fallido solo guitarrero de Claudio, quien ya estaba listo pa’ seguir la fiesta en el after. Tráiganle un café al cabro plis. En resumen, se pasó bien, nos reímos por montones, cantamos mucho y nos fuimos contentos para la casa. Gracias El Clan por estas oportunidades únicas e irrepetibles.

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2 respuestas

  1. Increíble! La música permanece en el tiempo, viaja a través del tiempo… Gracias por esta nota tan genial!!! Sólo puedo imaginar lo alegre que estuvo esa noche <3 Buscando info de Lucybell encontré esta noche maravillosa de tu diario 😀

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