Querido Diario: Javiera, eres bacán

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Mi llegada a Javiera Mena fue previa al “Esquemas Juveniles” y no lo digo en plan “la conocí desde mucho antes que todos”. Lo digo porque fue una gran casualidad. La cosa es que yo solía recoger los números (mentira, tuve como 3 no más) de la revista “Picnic”, folletín gratuito que entregaban en la tienda de música Extravaganza. En uno de esos números, estamos hablando de pleno año 2004, aparecieron dos páginas dedicadas a esta muchacha veinteañera. En ese reportaje distintos músicos y periodistas chilenos aseguraban que la Mena era un cheque a fecha del pop chileno. Miren qué adivinos. Estoy en el 2016, en el costado izquierdo del sector cancha de un Teatro Caupolicán donde no cabe ni un alma, mientras espero la salida de la artista en lo que corresponde a su celebración de los 10 años de su primer álbum.

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La emoción me tiene expectante, como si Javiera fuera mi amiga personal de toda la vida, esa que cuando celebra su cumpleaños tú te conmueves con ella al momento de soplar las velas. Creo que la explicación es básicamente la siguiente: soy fan y la quiero mucho. Sufrí antes de su presentación en el Festival de Viña del Mar, con la incertidumbre de lo que podía pasar con ese público que venía tirando caca por su desafortunada colaboración con Alejandro Sanz días antes. Disfruté con cada disco que ella ha publicado hasta la fecha, desde “Esquemas Juveniles” hasta “Otra Era”, me gustan todos. También a ratos me dan ganas de ser niña para ver si se fija en mí y así poder pololeársela, aunque no funcione y me patee después.

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Gran parte de este amor por Javiera es culpa de ese álbum del año 2006 llamado “Esquemas Juveniles”, sí, ese mismito que cumplió 10 años y que sirvió como excusa perfecta para reunir a toda su fanaticada en el Teatro Caupolicán. El escenario perfecto para que la artista desplegara todas sus cualidades en su máxima expresión y confirmara eso que los antiguos periodistas y músicos (léase en tono History Channel) dijeron hace una década atrás. Ya entrando en materia del concierto, puedo contarles que lo que más me gustó fue la entrada de Javiera. Con abrigo dorado, un moño bien ajustado y un rostro que no mostraba ningún tipo de emoción, la Mena hizo su aparición digna de cualquier estrella del pop. Se sentó frente a un teclado y comenzó con los acordes de “Está en tus manos”, mientras toda su banda la acompañó en absoluto silencio. Precioso po. Elegante y sincera, esa interpretación caló hondo en cada uno de los presentes, al menos en mí así fue. Luego se mandó tres temas más del “Esquemas Juveniles” y paf! fiesta. “Acá entera” quitando solemnidad al evento y armando la fiesta como corresponde. Javiera tomó rapidito posición estilo “Dj” en la cima del escenario desde donde  contenta pudo apreciar durante el show el trabajo de todas sus colegas. Un cuarteto de cuerdas acompañó algunas canciones con mucha fineza. Las instrumentistas a cargo corearon todas las canciones, y ojo que sólo por fanatismo.

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Javiera Mena logró en su celebración un concierto con muchos matices y emociones. El dueto con Gepe para revivir la emblemática “Sol de invierno” me hizo asomar unas lágrimas que logré contener dejando de cantar (qué cuática esa reacción ¿no les ha pasado?). Las colaboraciones de Chini Ayarza (Chini and the Technicians) y (me llamo) Sebastián con “Al Siguiente Nivel” y “El Amanecer”, respectivamente, fueron fiesta pura. En esa última me motivé a saltar, después de toda una jornada donde permanecí más calmado y dedicado a apreciar cada momento arriba de ese escenario.

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24 temas fueron parte de este gran concierto donde Javiera repasó su carrera musical (incluso interpretó “Supapilapuso”) y demostró que es grande, que el tiempo no ha pasado en vano por/para ella. Es una década de música que permanece, que traspasará generaciones, que generará miles de emociones más, coros recordables hasta el infinito, y sobre todo, tantas canciones buenas.

Revisa nuestra galería de fotos ACÁ.

(Fotos por Catalina Paz / Texto por Tillo).

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