Mi llegada a Javiera Mena fue previa al “Esquemas Juveniles” y no lo digo en plan “la conocí desde mucho antes que todos”. Lo digo porque fue una gran casualidad. La cosa es que yo solía recoger los números (mentira, tuve como 3 no más) de la revista “Picnic”, folletín gratuito que entregaban en la tienda de música Extravaganza. En uno de esos números, estamos hablando de pleno año 2004, aparecieron dos páginas dedicadas a esta muchacha veinteañera. En ese reportaje distintos músicos y periodistas chilenos aseguraban que la Mena era un cheque a fecha del pop chileno. Miren qué adivinos. Estoy en el 2016, en el costado izquierdo del sector cancha de un Teatro Caupolicán donde no cabe ni un alma, mientras espero la salida de la artista en lo que corresponde a su celebración de los 10 años de su primer álbum.
Javiera Mena logró en su celebración un concierto con muchos matices y emociones. El dueto con Gepe para revivir la emblemática “Sol de invierno” me hizo asomar unas lágrimas que logré contener dejando de cantar (qué cuática esa reacción ¿no les ha pasado?). Las colaboraciones de Chini Ayarza (Chini and the Technicians) y (me llamo) Sebastián con “Al Siguiente Nivel” y “El Amanecer”, respectivamente, fueron fiesta pura. En esa última me motivé a saltar, después de toda una jornada donde permanecí más calmado y dedicado a apreciar cada momento arriba de ese escenario.
24 temas fueron parte de este gran concierto donde Javiera repasó su carrera musical (incluso interpretó “Supapilapuso”) y demostró que es grande, que el tiempo no ha pasado en vano por/para ella. Es una década de música que permanece, que traspasará generaciones, que generará miles de emociones más, coros recordables hasta el infinito, y sobre todo, tantas canciones buenas.
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(Fotos por Catalina Paz / Texto por Tillo).