El reciente estreno de “Arriba es abajo”, primer disco de larga duración de los Chini and The Technicians que llegó a nuestros oídos por ahí a principios de julio, evocó e inspiró varias emociones y pensamientos. Recién escuchado, la Cata se mandó una de esas incursiones reflexivas intensas en torno a sus letras, y más me resonaban los comentarios de Sebastián Riffo (percusionista de la banda) durante la primera escucha del disco al que como DdAF fuimos invitados, a propósito del potencial poético que Chini Ayarza (voz y guitarra) ponía en sus canciones.
Con todo esto como precedente, cuando se anunció su lanzamiento en vivo para el pasado viernes 10 de agosto, solo tenía en mente que haría lo posible por estar presente. Lo pensaba de manera súper sensata, no era solo un “ah que bacán voy a ir”, fue una fecha que de verdad guardé con mucho afán durante las semanas previas, generándome hartas expectativas, fantaseándo con cómo sonarían en vivo las canciones del disco.
Puntuales llegamos con la Cata ese día, y nos ubicamos en medio del mar de personas que terminaría por repletar la Sala Bunster de Matucana 100. Meses atrás, más o menos frente a la misma cantidad de gente, los Chinis se habían presentado en el mismo lugar junto a otras bandas locales teloneando la visita de Las Ligas Menores (ARG) en el contexto del Festival Sideral III. Pero esta era ocasión era distinta, más propia, ellos solos frente al mundo; aunque ni tan solos en verdad pues contaban como siempre con el apoyo del escuadrón Capitán Cobalto y el sello Uva Robot, compañeros y amigos. Bastaba con echar una mirada previo a la salida de la banda y ver la ambientación escénica de la cual habían sido responsables varias manos, utilizando materiales simples y caseros (preocupación acogedora y característica, del mismo tipo que anteriormente hemos visto en el Festival Uva Robot o en el puesto que ha ocupado el sello durante los últimos años en la Feria Pulsar).
Ya con la banda en el escenario, el juego de colores se pondría en acción. Sobre cada uno de los integrantes de la banda, caía un haz de luz con el color power rangers que utilizaron en las imágenes promocionales a la fecha: azul para Sebastián en las percusiones, rojo para la Chini, amarillo para Gabo Ardiles (bajo), naranjo para Roberto González (guitarra) y violeta para Tiare Galaz (voz, ukelele y teclados; también conocida como Niña Tormenta en su proyecto solista). Parte el concierto con “Arriba”, la misma canción que abre el disco; continúan luego con “Igual” y “Espacio”, para continuar con unos breves agradecimientos al público previo a “Fibra”. La última canción había golpeado fuerte en nuestras emociones, y los Chini para entonces ya se habían sacudido toda la ansiedad con la que habían llegado esa noche.
El tejuromemueroamiga de “Cita a ciegas” resonó en toda la Sala Bunster, y mientras nos volvíamos a peinar después de corear esa última canción, Chini Ayarza dejaba de lado la guitarra para tomar el charango, compartía miradas con Tiare, y empezaba a sonar “Pirita”. Le seguirían “CTLQHL” con la Chini acompañando a Seba en las percusiones, “El otro” (primer single que adelantó la llegada del disco) y también “2×3”.
La canción fantasma de los Chini, “Amor naif”, esa que no está en ningún disco y que pone a prueba a los más fanáticos, precedió uno de los puntos más álgidos de la velada. Tras la canción, la Chini declararía acongojada que ni en la mejor de las expectativas (que evitó siempre generarse), se esperó estar presente frente al cariño de tanta gente. Era lo que sentíamos, y queríamos hacerlo notar con aplausos que nunca bastaron. “Fiesta de despedida” (la canción favorita de mi hermana) continuaría la presentación dejando solos sobre el escenario a Chini y Roberto, el dúo fundador del proyecto hace ya varios años.
La última parte del show completaría el resto de canciones de “Arriba es abajo” que los Chinis les quedaba por interpretar: “Imagen”, “Niña glaciar” junto Diego Lorenzini, “Siempreviva” (segundo single del disco y que generó un necesario mini mosh) y, finalmente, “Abajo”, tema tras el cual la banda bajó del escenario. No pasó mucho para que regresaran diciendo “es primera vez que hacemos esto!”, haciendo debut en la tradición del encore. Dos clásicos de su primer EP “En el fondo todo va bien” sería lo último que escucharíamos: primero “¿Por qué yo no?”, luego un repaso por los nombres de cada uno de los integrantes de la banda y el gran equipo de producción de la fecha, para finalmente cerrar con la enorme “Te vienen a ver”. Ante una presentación tan redonda, aplaudimos hasta que nos dolieron las manos.
Terminado el concierto, mientras salíamos no queríamos salir de la Sala Bunster, nos encontramos con varios amigos que no habíamos visto antes de llegar. Estábamos todos en la misma: tocados por el show de colores, música y emociones del que acabábamos de ser parte. Si hay algo más lindo que un estacionamiento, un velador o un presentimiento, se me ocurre que puede ser el haber estado presentes ahí esa noche <3