(Texto y fotos de 2016 por Tillo. Fotos de 2013 por Murielyn).
Conocí a los cabros por casualidad o tal vez por suerte, por mañas del destino o jugadas magistrales. Cuenta la leyenda que a finales del año 2013 fui a la última fecha de Gira Capital organizada por Quemasucabeza y LG, quienes presentaban su última chupá del mate en cuanto a equipos de sonido y la warifaifa. La cosa era en el Club Subterráneo y contaba con la presencia de Ases Falsos, Mostro y una banda que había ganado un concurso; adivinen quién era: Amarga Marga. Yo no los había escuchado ni en pelea de perro, pero el nombre me parecía simpático y ahí estaba yo po. No les voy a mentir, obviamente iba por Ases Falsos y por Mostro que era un grupo que me gustaba desde hace buen tiempo atrás.
Llegué temprano con toda las ganas de tirarle escupos a la banda telonera y putearlos. No, mentira. Siempre he disfrutado conocer grupos nuevos y qué mejor que acompañando a dos agrupaciones monstruosamente bacanes. Y bueno, empezaron los chiquillos, todos muy guapetones y buena onda. En esa época tenían sólo las canciones de su EP (que todavía no salía) y una que otra por ahí, y con eso les bastó para engancharme de una. Recuerdo que yo movía la patita dejándome llevar por sus ritmos pegajosos, cuando de repente miré hacia atrás y entre el público apoyado en una pared estaba Cristóbal Briceño mirando el show concentrado. Seguí disfrutando el concierto y cómo no si los cabros sonaban impecable y además proyectaban una sensación bacán.
Terminó su presentación y había que ir por una cerveza, pasar al baño, luego tomar otra cerveza e ir al baño de nuevo ¿no les pasa? Bueno, entre que tocó Mostro y Ases Falsos, no recuerdo el momento exacto, pero visualicé a los niños de Amarga Marga compartiendo entre el público. Ahí en un acto completamente improvisado e inesperado de mi parte fui a meterles conversa, cosa que jamás hago en esta vida porque #vergüenza. Pero una voz me dijo “Voh dale” y fui con el nervio de quien se acerca a sacar a bailar a esa chiquilla que le gusta en una fiesta. Les dije que me había agradado mucho su show, que tenía una página de música chilena para ayudarles a difundir su trabajo y todas esas mentiras que a veces tengo que decir para parecer bacán. Ellos fueron muy amables y agradecieron mis palabras. Después de eso los vi en varios lados, siempre con mucho amor. Me ofrecí para ayudarles a enviar comunicados de prensa a otros medios, porque yo sentía que merecían ser más conocidos. Cuando firmaron contrato con Algo Records me patearon y rompieron mi corazón. Broma, fue la mejor de las noticias porque podrían publicar en buena calidad el discazo que estaban horneando.
Mayo de 2016, Amarga Marga estrena su disco “Mi Arma Blanca” y me deja pegado como por un mes. Para mi gusto, uno de los mejores de este año, pero por cosas de la vida nunca coincidía con sus presentaciones. Siempre algo nos separaba. Así que cuando se anunció la fecha del lanzamiento oficial puse el tonto “asistiré” en el evento Facebook y me lo tatué dentro del ombligo para que no se me olvidara. Llegó el inicio de diciembre y con ello el esperado concierto. Al entrar a la Sala Master, me recibió un espacio lleno de gente. Quizás si las contamos eran como cien, pero la sensación fue la de entrar a un estadio repleto que grita ansioso porque el árbitro dé el pitazo inicial. Rápidamente agarré ubicación para tomar fotos y disfrutar de la música, lo cual fue una pérdida de tiempo porque apenas entraron los 4 Amarga Marga, la hinchada se abalanzó sobre ellos y no quedó ni un miserable espacio para poder disparar con tranquilidad. A pesar de todo, yo estaba con una sonrisa de lado a lado, feliz de todo lo bueno que les estaba pasando a los cabros.
La alegría (y el calor) en la sala se esparcía por todos los rincones. El grupo, de manera magistral, se preocupó de que esa emoción no decayera jamás y uno tras otro, con leves pausas, fueron dejándose caer las trece canciones que componen “Mi arma blanca”, junto con sus viejas canciones del EP homónimo (incluso tocaron la “AAA”).
El calor de la sala era insportable. La humedad estaba en un 200%, pero nada de eso importó. El show se hizo tan breve y satisfactorio a la vez que no hubo ánimos ni de decir “otra” ni de quedarse adentro por mucho rato. Yo escapé, apenas pude, con el corazón llenito, con la sensación de haber visto a una de las mejores bandas “nuevas” en vivo y que claramente tienen todavía mucho por entregar.
Fotos de aquella Gira Capital ACÁ.
Fotos del Lanzamiento “Mi arma blanca” ACÁ.
3 respuestas
aguante amarga marga
los chiquis <3