(Fotos y texto por Tillo).
“Motel Nevada: 2 horas de amor” debe ser el mejor nombre de tocata que he visto en este último tiempo. Me toma de cerca porque el video de “La mejor cuña de la televisión chilena” yo lo guardo en mi corazón como uno de mis favoritos de la vida. Tanto así que junto a los amigos de Grietagarbo (Publicidad: se trata de una mini editorial de la cual soy co-fundador y miembro desde el 2008. También la conforman mi primo Garvo y mi amigo Subdark; cierre del espacio publicitario) hicimos un fanzine dedicado a ese humor. Cuando salió este evento me cagué de la risa y lo amé con todo mi ser. Más aún cuando supe en qué iba la cosa: Planeta No y Niños del Cerro compartirían escenario todos juntos y revueltos, así tal cual.
Los integrantes de ambas bandas se repartieron por todos los espacios que quedaron disponibles entre los retornos, amplificadores e instrumentos. Era como ver en escena a una de esas sonoras tropicales, pero que olvidaron ponerse de acuerdo con los vestuarios, o que se arreglaron con lo primero que pillaron a mano y un par de flores. Los bateristas, ubicados en cada extremo del escenario se observaban de lado a lado como si fuera un duelo de vaqueros. Mientras Pepe de Niños del Cerro atacaba con enérgicos y descontrolados golpes a sus tambores, JP de Planeta No contraatacaba con precisión y certeza en su técnica. Gonzalo y Simón, los vocalistas de cada grupo, formaban alianza para enfrentar a sus respectivas hinchadas, incluso cediéndose canciones el uno al otro.
El setlist avanzaba con temas de ambas bandas. Algunas veces los pegaban entre sí como si se tratara de un megamix de la radio Carolina, y otras simplemente los tocaban como ya los conocemos. Eso sí, en todas las interpretaciones se sumaban nuevos elementos. Los más motivados se colaban en las canciones de sus colegas, y así podíamos escuchar por ejemplo “64” de Planeta No a dos baterías, o el frenético desenlace de la noche donde se mezclaron “Las Palmeras” de Niños del Cerro y “Señorita” de los autores del disco “Odio”.
Cuando uno ya se empieza a acostumbrar a ver a este par de bandas en distintos lugares de Santiago, casi siempre en festivales, bares, patios de casas, y el formato se comienza a hacer repetitivo, estas propuestas pucha que ayudan a revitalizar la relación público-banda. Vuelve a aflorecer el amor y la atracción, como dicen por ahí, hay que ponerse creativo de vez en cuando. Gracias Planeta No y Niños del Cerro por esta tocata, por seguir buscando maneras de entretener y entregar lo que mejor saben hacer.
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