(Fotos por Arturo Jara Silva / Texto por Paula Reyes).
La noche del viernes 2 de Diciembre, fuimos a ver a Moderat a la Sala Ominum, en una nueva fecha de Club Fauna presentada por Absolut Nights. Para los amantes de la música y quienes no conocen tanto, Moderat es una mezcla de las bandas Modeselktor y Apparat, ambas pueden chequearlas y agregarlas a su lista si no los conocen.
Como era de esperar la gente no se hizo de rogar y hubo una sala casi repleta a la hora en que Matanza abrió con sus sonidos profundos y folclóricos, invitando al rito, calentando la pista de baile.
Me parece importante detenernos en lo hermoso que es ver a músicos proponer con riesgo, si de fondo escuchamos a Violeta Parra o Victor Jara con un “duerme, duerme negrito”, en compañía de quenas y kalimbas, mezclado con una sutileza inteligente de parte de la agrupación local. Representando la escena nacional electrónica, Matanza con un dj set en el que demuestran sus años de composición y escenarios en el cuerpo, fue un excelente telonero para abrir la ocasión.
Tras ello, el lleno de la Sala Ominum fue total, total. Un cálido público recibió con ansias de baile, a los tan esperados Moderat. El viaje comenzó con un clásico “A new error” del año 2009, y una puesta en escena basada en la oscuridad, las luces y el mapping, pero por sobre todo una sincronía que sólo músicos con mucha cancha en la electrónica pueden lograr.
Moderat, como pilotos de un viaje que no quería acabar, nos hizo vibrar por estados de ánimos muy intensos, muy íntimos y sin filtros. Poco importó la falta de espacio, los cuerpos apretados; porque el lugar pequeño quedó para tanto asistente. Los bajos que resonaban en el cuerpo, envolvieron cada detalle musical, siendo un espectáculo pulcro de principio a fin.
Una parada sobria de parte de los músicos, quienes se sorprendían del recibimiento y la mirada atónita de fanáticos, haciendo mover los pies de varios quienes en medio de la masa, se dejaban envolver con la atmósfera del lugar. Si hay algo que siempre me ha emocionado de asistir a espectáculos de música electrónica, es sorprenderme de como una agrupación de pocas personas o un dj solo en el escenario, puede ser un director de imágenes, sensaciones y emociones, de llevar la fiesta, la pausa, la transformación del espacio a tu cuerpo.
Parte del espectáculo de la escena electrónica es ver cómo cada cuerpo libre se entrega al viaje, algunos gritan, otros se mueven sin parar, algunos sólo contemplan, pero dentro de cada asistente no pasa inadvertido el show que experimenta.
Y es tal vez eso, el punto neurálgico de estos shows, que más que ser un set list, que pasa por una discografía, es un piloto que propone atmósferas, que te invita a imaginar con sonidos, a mirar a quienes están alrededor tuyo disfrutando tanto como tú. Para mi la expresión máxima de la música. El origen del por qué se compone, la razón del por qué en el momento más triste, en la dificultad de un cotidiano, recurrimos a los audífonos.
La música mueve montañas, mueves tus entrañas, hace vibrar energías, se mete en lo más íntimo y profundo de cada persona, llega para quedarse y entrometerse. Debemos dar las gracias entonces por aquellos momentos, por permitirnos entrar en esa burbuja y recargar el corazón, resetear la mente, liberar la pasión. Finalmente da lo mismo qué escuchas, qué evento vayas a ver, la emocionalidad y sensación es una sola: vibrar. Gracias por recordárnoslo Moderat.