El viernes 03 fui a Espacio San Diego a ver el lanzamiento de “Amanda”, el segundo disco de El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco, después de un largo día de comer y caminar mucho y cagarme de frío, obvio. Iba atrasado, pero, ¿cuándo una tocata ha partido a la hora anunciada? Llegué una hora tarde e igual tuve que esperar, filo, no me enojo. Era la segunda vez que iba a San Diego 1455, ni recordaba cómo llegar, porque la primera fue pal Huracán en diciembre de 2016, cuando tocaron como dieciocho bandas, incluyendo el debut de Las Ligas Menores (ARG) en Santiago.
Cuando entramos (en la fila me encontré con un amigo, compañero de u y colega en Picnic) nos pusimos adelante, obvio. Me sorprendió la barra que contendría a la gente y así no moviera los retornos del escenario. “Está bien, va a quedar la cagá. Quiero que quede la cagá”, pensé.
Mientras espérabamos que la conocidayquerida Yaney, que antes tocaba el bajo en El Cómodo, subiera al escenario sentía mucha ansiedad. No podía dejar de moverme, caminaba de un lado pal otro, bailaba, saltaba, elongaba. No era -sólo- para combatir el frío de la noche, sino para calmar la emoción que sentía por esta tocata. No sabía mucho de lo que harían, sólo suponía que tocarían el disco completo. Algo me hacía sentir que sería una noche magnífica.
Partió la Yaney y yo quedé encantado. Había escuchado el single, pero no la había visto en vivo. Me sorprendió la potencia de las composiciones y cómo contrasta con la suavidad vocal de quien también toca en Emisario Greda y Prehistöricos. Su banda, en total de cinco integrantes, suena bacán. Desde el teclado al bajo y de las guitarras (en un momento fueron tres) hasta la batería. ¡Ya quiero que salga su disco en septiembre!
Comienzan a prepararse los protagonistas. Mati (baterista), Vado (guitarra y voz), Franco (guitarra y voz) y Bárbara (bajo y coros) dejan todo listo para presentar su nuevo LP. La bajista reparte los setlists, no quiero verlo. Bueno, un poco. Son dieCINUEVE CANCIONES. QUÉ. Detrás de los pedales, los amplificadores y los retornos hay una pared de madera blanca, con una falsa ventana. Tratamos de adivinar qué es, pero no lo logramos hasta que vemos un colchón inflable con una frazada rosa encima. Es una habitación.
Me sentí orgulloso, no sólo el disco muestra la experiencia que ha ganado el cuarteto en estos años, sino que la propuesta escénica del grupo ha avanzado. Pero obvio, no todo es perfecto.
El Franco dice que, tal como lo hicieron hace casi dos años pal lanzamiento del “Run Run” en Casa de los Diez , tocarán el disco de fin a principio. Matías se posiciona para interpretar “Último Lugar”, escrita y cantada por él mismo; quien suele estar con las baquetas en la mano, se posicionó en el teclado y dejó a Franco a cargo de las percusiones. Mientras el Mati se tiraba un piquero al océano y se quedaba debajo del agua harto rato, la imagen del mar avanzando y recogiéndose me hacía pensar en el aire fresco que hay en las playas chilenas durante el invierno.
María José Tapia fue la encargada del mapping esa noche (o sea, de proyectar imágenes en el escenario mientras El Cómodo tocaba -yo tampoco cachaba ese concepto-) y conectó perfectamente con las melodías que llegaban a los oídos de los asistentes, que, de seguro, repletaron el segundo piso del local.
Al principio de la presentación hubo algunos problemas técnicos. La guitarra del Franco no sonaba, parece que cagó el ampli, pero en realidad no cacho. No culpo a nadie. Un escenario así le queda chico al Cómodo, habría estado perfecto hace seis meses. Pero su ambición y, por tanto, lo que necesitan, ha aumentado tanto que es cada vez más difícil cumplir con sus necesidades. De todas formas, no demoraron tanto en arreglar el imperfecto y, como ya es costumbre, el Vado entretuvo a la audiencia con extractos de algunas canciones de su proyecto solista, MonoAzul.
Después de tocar “Zapatillas”, la primera canción de “Amanda”, nos avisaron que ahí no terminaba la fiesta. Iban a tocar “Fuego”, una canción nueva, y después, el “Run Run” comPLETO PODÍS CREERLO?!. Ahí me calzaron las 19 canciones. Los chicos se tomaron un descanso y volvieron a poner el alma al ruedo (¿esto no lo dice Chayanne en una canción?).
A lo largo de la noche hubo muchos invitados, todos hombres conocidos en distintos círculos de la música chilena. El Caballero, mitad del dúo Rena y Caballero, el Plin, baterista de Animales Extintos LAMEJORBANDADELMUNDO y el Joaquín de los Paracaidistas, colaboraron en distintas canciones con guitarras, alaridos o percusiones, dando así una demostración de uno de los aspectos que caracterizan a esta banda. La amistad.
De haber hecho la tocata en Rojas Magallanes, todo se iba a la mierda. Es demasiado chico pa la convocatoria de ECSDLQHP. De hecho, ese viernes ni siquiera entraron los menores de edad (prometieron hacer una fecha gratis para esas personas, estén atentos). No es un problema del Centro Cultural o del Espacio San Diego, es algo que simplemente tenía que pasar. Es como si un cabro de diez años siguiera durmiendo en una cuna.
El progreso que lleva el -ahora- cuarteto hay que tomarlo en serio, partiendo desde sus protagonistas hasta quienes gritamos sus letras. De todas maneras, espero que sigan aventurándose con producciones así de grandes, que sigan tocando así, saquen más canciones e inviten a la Yaney, obvio.