Si hay algún músico en Chile que ha sabido evolucionar y salir victorioso con cada disco que saca, ese es Gepe. Esto quedó demostrado (nuevamente) el pasado jueves en el Teatro Cariola. Y es que el disco nuevo es tan bueno, fresco y bien hecho que me tinca que ya está en vías de ser el mejor del año dentro de la producción nacional, y eso que estamos en octubre recién.
Estilo Libre se titula el álbum que viene a confirmar un sonido que comenzó a gestarse en GP (2012), pero que al contrario que su predecesor parece ya no mirar atrás en términos de sonido a punta de ritmos tan variados como la Bachata o el Reggae, sumados al ya clásico sello de percusiones y cuerdas Altiplánicas, se vislumbra la confirmación de un nuevo camino para el músico.
Algo que puede gustarle o no a quienes vienen siguiendo al artista desde su debut allá por 2005, pero en fin. Parece que les gusto; por la experiencia vivida en el concierto se puede decir que Gepe ganó de nuevo y eso es algo para ponerse feliz.
Porque suele pasar en este país mañoso (si, y que tanto que lo diga) que se le tiene un horror al cambio tan grande, que da gusto ver a una fanaticada que cante canciones que son relativamente nuevas y que radicalizan aún más la transformación de la que ya veníamos siendo espectadores.
Y claramente el disco está construido en esa búsqueda, la de quedar pegado a los oídos de quienes lo escuchan, con melodías efectivas y letras simples (sin malentender el término como algo malo), y eso es muy respetable, conste que yo nunca he sido muy fan del sanmiguelino.
El concierto en el hermoso Cariola, fue en la línea de lo antes descrito. A las diez exactas (¿o no?) salió a escena Gepe acompañado de su banda, la cual actúa en perfecta sintonía. Y el resultado fue el esperado, amor total para el protagonista de la noche, que con su sola presencia en el escenario ya nos tenía a todos en su bolsillo, y que con un sonido casi perfecto hizo que las dos horas que duró el show se pasaran volando.
De las doce canciones del álbum, tocó once además de repasar en la primera parte del concierto, temas de Audiovisión y GP, valiéndose de dúos con Camila Moreno para Invierno, Felicia Morales en Un día ayer y la notable aparición de Cristian Heyne (master) para las segundas voces en Siempre quiero lo que no tengo (que no se escucharon mucho). Se extraño con dolor y tristeza la magna presencia de la incomparable Wendy Sulca en Hambre la cual fue reemplazada con su aparición en el clip del single (mala volá)
Así terminó la primera parte del concierto, y todavía faltaban siete canciones más por escuchar, y en dos tandas cortas sonaron temas como Ser amigos (una de mis favoritas), Bomba chaya, Un gran vacío (que cosa más triste dios meo), “Campos magnéticos”, para finalizar con Namás.
Fue un concierto largo, pero laaaaaargo que dio vueltas por todos los discos del notable y productivo músico (excepto Hungría), que obviando detalles fue perfecto, en todos los sentidos, y esta reseña podría ser larga también pero la verdad no hace falta quizás porque no tuvo mucho de anecdótico el asunto, o porque mi punto de vista fue el de quien ve parte de la vida de alguien en retazos de su obra (Ah No Que Serio)
Creo que es la tercera vez que lo veo en vivo, y puedo decir dos cosas,
Una: Gepe cerró un ciclo con el concierto en el Festival Neutral recién pasado donde interpretó su primer disco. Y abrió uno nuevo en el mismo lugar, y presenciar eso con el respeto que lo hacen sus seguidores es notable.
Dos: Nunca fui fanático de él y por primera vez quiero volver a verlo en vivo. Eso.
P.d: Si Manuela Baldovino no es la mujer perfecta, alguien me puede decir quién es (??)
(Texto por José Torres R)