Primera entrega de la nueva sección de entrevistas que lleva por nombre Ciclos Transmisor. Cada ciclo tendrá cinco invitados (integrantes de bandas), quienes comparten un oficio y pasión por un instrumento en especial. La potencia de cinco bateristas dará inicio a Ciclos Transmisor, quienes nos contarán cómo llegaron a tener tanta cercanía con este motor de ritmo y en qué se encuentran en la actualidad.
El baterista, de Mantarraya, Luciano Rosales (23 años) aceptó nuestra invitación y nos propuso que lo entrevistáramos en los alrededores del MAC, Parque Forestal, lugar que ha frecuentado para compartir con sus amigos. Fue una noche un tanto helada de septiembre y Luciano ya preparaba su regreso a Concepción. Es un penquista de corazón, nacido y criado en esa ciudad y estuvo casi un año en Santiago probando suerte y le preguntamos qué echaría de menos de la capital “ooh, más que nada los espacios para tocar y acá pasan muchas cosas igual, o sea, vas a una tocata un día de semana y podí devolverte a tu casa así como a las 12 de la noche, y pudiste ver a tu banda que te gustaba e irte a tu casa tranquilo y al otro día trabajar, estudiar lo que queray“. Como la mayoría de los integrantes de Mantarraya se encuentran en Concepción les era complejo mantener esta distancia, para efectos de ensayos,etc. Así es que, Luciano se marchó de Santiago para seguir con este y otros proyectos personales en sus tierras sureñas.
Hasta ahora saben quién es, pero quisimos ir un poco más atrás para saber sobre su infancia y la vinculación con la música, esto nos dijo: “de chico en realidad me gustó la música así como que, no sé, mis viejos eran los típicos que se despertaban a las 6 de la mañana y ponían la radio bio-bio y en esos tiempos daban como “clásicos chilenos” , Los Jaivas, cachay, igual mis viejos eran más ligado a lo artesanal. Cuando tenía un poco más de conciencia que podía tocar, no sé, hacer sonidos con las manos, como en primero básico, ahí empecé a tocar en las mesas y de repente estábamos tomando once y siempre me retaban porque era como “oye ya po weón estay metiendo mucho ruido, quédate tranquilo” y de ahí hubo un tiempo que desaparecí en la música porque ya que me retaran tanto empecé a dedicarme más a los estudios y a disfrutar más la infancia“.
Sus primeras conexiones de “hazlo tu mismo” fue a la edad de 10 años junto a su primo medio punky, quien tocaba guitarra y cada vez que iba a su casa le mostraba videos, grababa VHS, en ese tiempo las sesiones musicales del Vía X. “Un día tocando, yo lo apañaba con las palmas, o tocando en las mesas mientras el tocaba guitarra y me dice: oye podríay comprarte algo para tocar una batería o algo así. Yo le decía a mi papá, cuando veíamos vídeos musicales en la tele, yo quiero esa batería. Como no había mucha plata, entonces le dije: “¡ya pero un bongó! son más accesibles, pa meter ruido no más po” me compró un bongó y ensayamos con mi primo tocando bongó y este weón guitarra hasta que descubrí que el bongó no era para tocar lo que mi primo estaba tocando ¿cachay? Entonces ahí ya más adelante como a los 11-12 años, me compraron una batería. A los 13 años y con estilo punk, formó su primera banda con su primo, poco a poco se hicieron conocidos en la población, siendo invitados más de una oportunidad por la municipalidad, cuando nos presentaban, decían “con ustedes el baterista más chico de Hualpén y la weá, un orgullo para nosotros” y era una mierda de baterista, como que no hacía nada“
Pasa el tiempo y se aleja del ambiente punk, siente que no hay mucho espacio para lo que en verdad quería desarrollar, “comencé otra banda, en ese tiempo lo típico era hacer covers de Los Bunkers, Los Tres y Los Prisioneros, pero la banda tampoco duró mucho”. Luego de esta banda conoció a Bastián Grañas, vocalista de Mantarraya, y formaron un grupo que en la actualidad no existe, llamada “Bluestone” , “lo empecé a conocer, porque el tocaba y tenía el circuito en concepción y yo me quería meter ahí, porque tenía amistades con instrumentos bacanes“, “grabamos un disco y ahí empecé a cachar e informarme más con respecto a la batería, cual es el sonido que yo quiero, que es lo que me sirve, que batería quiero, que parches tengo que ocupar, que baquetas me acomodan más o la posición; antes ni me fijaba“
Esta llamada conciencia por querer hacer música desde la batería, despierta en Luciano el interés de formar algo serio, siendo más profesional, encontrando junto a su antiguo compañero de banda, Bastián, otra posibilidad de generar algo nuevo, algo que nunca se haya escuchado y es así como comienza a aportar en la formación de un nuevo grupo que lo mantiene vigente como baterista. Mantarraya, es el grupo, que nace el año 2011 y nos comenta que ha podido generar lazos con cada uno de los integrantes, fortaleciendo su aprendizaje autodidacta en la batería describiéndola así: “para mi la batería es un instrumento que me nace tocarla, porque es la que lleva el ritmo, podí experimentar muchas cosas, y fue como, según yo, el primer instrumento que se pudo tocar en la prehistoria, es lo mejor. Para mi la batería es mucho, me da trabajo como en la banda“
El aporte a nivel compositivo de Luciano es de generar dentro del grupo la integración de sonidos y no de destacarse por si solo o la individualidad de instrumentos, “siempre trato de involucrarme en el tema de composición, soy un baterista que tomo mis espacios y se generan los espacios, onda “en esta parte necesito callarme (con la batería) para que otros instrumentos se destaquen”, creo que esto le ha dado en el clavo. Mi opinión siempre la hago saber y se discute cada aporte“. Sabemos que esto ocurre en la intimidad del grupo de cómo llegan a esas melodías pegajosas, pero qué pasa con Luciano al estar en un escenario, al enfrentarse a distintos ambientes, ya sea en Santiago, Valparaíso, Concepción y otros circuitos de tocatas, “al principio, onda mucho antes de Mantarraya, entraba al escenario con los nervios, no sentía las manos y no disfrutaba. Después hablando con gente me decían tení que mentalizarte y saber que si estay tocando en la banda es porque tu no más podí hacerlo, a veces puede ser mentira, pero creerse el cuento. Ahora con Mantarraya igual estan esos nervios, pero ya es menos y aplico la mentalidad de mirar fijo pa´ delante y decir: weon, lo voy a hacer bien, lo voy a hacer bien y aquí nadie me gana“
Fotografías por Eliana Saavedra.
Entrevista por RØ.
