La banda fundada en el 1984 (todavía ni nacía) por Carlos Cabezas, Silvio Paredes y Ernesto Medina siempre me llamó mucho la atención. Recuerdo que “El Frío Misterio” me cautivó desde la primera vez que la escuché. Lo mismo me pasó con “Yo la quería”, que me parecía una genialidad casi imposible de ser concebida en la mente de alguien. Lamentablemente, el momento en que los descubrí era muy tarde: Electrodomesticos ya no existía desde el ‘92. Pero no todo estaba perdido!
El año 2004 yo cursaba cuarto medio (si mal no recuerdo) y la noticia del “revival” de Electrodomesticos junto a la aparición del single-video “En tu mirar” me voló la cabeza. Después de la salida de Medina; Cabezas y Paredes sumaron a la banda a Cuti Aste, Gabriel Vigliensoni y Edita Rojas, para el disco que los traería de nuevo a las pistas. “La Nueva canción Chilena” fue el evocador título elegido para esta ocasión (recordemos que “Viva Chile” y “Carrera de Exitos” son los sugerentes nombres de sus 2 primeros discos).
Yo entré a la U a estudiar cine, por allá en el 2005 0 2006. Carlos Cabezas fue mi profe en un ramo bien raro que era como una especie de introducción al sonido. Fue una experiencia bien particular, pero en el momento yo sólo sentía admiración por él y por su trabajo, y ni siquiera calculaba la repercusión de la obra artística del señor que me enseñaba sobre sonorizar películas.
Fue hasta el estreno de “El Frío Misterio” (2011), documental dirigido por Sergio Castro, en que me di cuenta de lo que significaba Electrodomesticos. La película que muestra la historia y génesis de la banda, recorre sus inicios más experimentales, donde usaban samplers de Yolanda Sultana y otros personajes de la cultura popular. La propuesta escénica y sonora los convirtió en el bicho raro de los años ‘80 y aún así se abrieron gigantes caminos que los llevaron incluso a tocar en Argentina, y a sonar en especiales de radios españolas donde revisaban lo mejor del rock chileno de esa época, como muestra el documental.
Todos sus procesos, anécdotas y recorridos me sorprendieron, emocionaron e inspiraron de una manera que nunca ninguna otra banda había logrado. Parecía ser que el camino de la vanguardia, sin la necesidad de caer en todo lo rimbombante que conlleva esa palabra, resultaba ser una vía de expresión más noble y honesta de lo que parece.
El año 2012 tuve la suerte de verlos en La Batuta (ahora en formato power cuarteto: Carlos Cabezas, Silvio Paredes, Edita Rojas y Cuti Aste) y parte de su presentación en el festival internacional Lollapalooza. Ambos shows fueron acompañados de una rotunda y contundente respuesta del público. No era para menos; la banda estaba sonando increíble.
Yo pensaba que la historia terminaba ahí, que Electrodomesticos se convertía en un grupo de culto y del recuerdo, con uno que otro show en vivo. Pero no. Nos saltamos al 2013, año en que recibimos el estreno de un cuarto disco de estudio. “Se Caiga el Cielo” es el título del álbum y es una especie de “reset” al sonido de la banda, un partir de cero. Aunque si uno lo piensa bien, ¿cuál es el sonido de Electrodomesticos? Rock? electrónico? experimental? Pop? Me parece que la única forma de intentar unir la discografía del grupo liderado por Cabezas y Paredes, es con el hilo de la vanguardia.
“Se Caiga el Cielo” suena a futuro, sin la necesidad de caer en robots estilo Daft Punk ni nada por el estilo. Es subliminalmente futurista, expresado por la poesía de Carlos Cabezas, y por una electrizante base rítmica de bajos y percusiones. El disco se escapa del tiempo y espacio, y recorre arreglos que van de lo bello a lo siniestro. Coros apocalípticos, elegantes sonidos pop y la voz principal encerrando todo como un narrador omnipresente.
La imagen que se me viene a la cabeza es “2001: odisea en el espacio”, que a mi parecer contiene el mismo espíritu de “Se Caiga el Cielo”. Todo esto se une y a la vez se deshace o expande con la presentación en vivo del disco en el Teatro Municipal.
El lugar repleto abraza con permanentes aplausos y gritos la notable puesta en escena de Electrodomesticos, que incluye un terrorífico coro de hombres vestidos con oberoles; unas visuales proyectadas sobre los músicos que se funde con un telón transparente que desciende para separar a la banda del público, lo que provoca un efecto tridimensional. Me siento en el viaje espacial de la película de Kubrick antes mencionada.
Las guitarras eléctricas con efectos invaden el teatro y sus butacas acostumbradas a recibir sonidos provenientes de la ópera y la música clásica. Esta vez lo clásico se destruye bajo el pie firme de Electrodomésticos, que viene a implantar su experimentación sonora en un lugar “sagrado” para algunos, lo que convierte este show en una experiencia casi de culto.
La primera parte del show presenta “Se Caiga el Cielo”, y luego del bis Electrodomésticos vuelve para tocar hits como “Yo la quería”, “En tu mirar” y “El Frío Misterio”.
Al concluir el show, la gente no deja de aplaudir a los músicos, quienes abrazados y agradecidos hacen reverencias. Se encienden las luces y la noche se va cerrando. El cielo de lo clásico se descascara y se cae, dando paso a la vanguardia de una de las bandas más inspiradoras que me ha tocado escuchar.
(fotos por Murielyn, textos por Tillo)
(gracias Garvo por la invitación)