Mientras la selección de Colombia sumaba 3 importantes puntos frente a a Brasil en la Copa América, el Bar El Clan se llenaba rápidamente para recibir a Cristóbal Briceño en formato acústico-solista. Hace unos días atrás el concierto había agotado sus entradas, lo que aseguraba una noche de miércoles repleta y con un repertorio coreado hasta desde el otro ambiente del bar. Y así lo fue.
Soy pésimo calculando cantidades de personas en un recinto, así que dejémoslo en que habían unas 200, 100 lo que querai. La cosa es que uno no podía moverse mucho y si tenías un buen lugar pensar en dejarlo era una tontera, la única opción era juntar sed para más rato y aguantar pichís aplicando la técnica de turnar pie de apoyo o esos clásicos bailes que uno hace cuando estai que te meai. Todos guardábamos nuestra ubicación para presenciar el show que comenzó antes de la medianoche, cuando Cristóbal entró a escena acompañado de su guitarra, un listado de canciones y de Michel, el amigo roadie y parte de la familia Ases Falsos. El cantautor se sentó y comenzó a afinar su guitarra, quejándose de una “cuerda culiá” así, tal cual. Sus fans empezaban a desesperar y gritaban, lo que molestó de partida a Cristóbal que intentaba afinar su instrumento. “Déjenme arreglar esto y después nos reímos”, pidió a los presentes. Y pucha que nos cagamos de la risa durante todo el show.
Todo partió con “Entre mis recuerdos“, original de Albert Hammond y que aparece en el disco “Amigo de lo ajeno”, una diversa y entretenida selección de covers que interpreta el vocalista de Ases Falsos. Terminada la canción comenzó a hablar del tema del día: El choque de Vidal. Entre risas sacó una libreta de apuntes donde tenía escrita su opinión al respecto. En resumen, Cristóbal decía que la culpable de todo era la mujer del Rey Arturo por haberlo dejado conducir en estado de ebriedad. Ese comentario desató la furia de varias féminas en el lugar, incluso de una chica que estaba en primera fila y le gritó “Mátate”. Así comenzó una extraña relación de amor y odio entre Briceño y la chica.
La siguiente en el repertorio fue “Inventario” también del disco de covers. Esta romántica canción fue coreada notablemente por los presentes. A ratos, Cristóbal miraba le guiñaba el ojo a la chica, bromeando con esta mini polémica que se generó rato antes. Pegadita a la canción vino “La Gran Curva” de Ases Falsos. En los primeros acordes le dice a la joven “¿sigues enojada?” y cuando ella intentaba responderle algo él cantaba y todos reían. Más tarde la “relación” se acabaría cuando la chica tomó sus cosas y se fue, no sé si foreva porque sólo la vi pararse y marcharse.
A continuación, sonó “Voces de otra esfera“, de su disco “Deja un rato piola” basado en un poema de Pedro Antonio González. Los coros del público no bajaban y acompañaban a Cristóbal en todo momento. Pegadita vino otro hit de Ases Falsos, “Plácidamente“, momento en que el cantante realizó un juego de voces con las leidis presentes. Terminado ese track de “Conducción” vino “Mi Caminar” de Zalo Reyes, seguida de una lúcida interpretación de “Niña por favor“. La que vino después fue “La Piedra Negra“, una de las favoritas de la pipol. Tengo una postal de esta canción cuando me fijé en una tipa que cantaba esa parte que dice “Abrahaaaaaaaaaam” con la misma emoción que he visto a mujeres cantar composiciones de Arjona o Ricardo Montaner. No sé por qué pensé en eso y me dio risa. En fin.
“Tal vez es amor” de Chayanne le puso todo el romanticismo a la noche, donde Cristóbal se dio el gusto de dejar a la gente cantar solos el primer coro de la canción y pucha que salió bonito ese momento. Sin dudas, un punto alto de la velada. A continuación sonó “Seminaré” de Serú Girán y “Libres” de Los Mil Jinetes, ocasión que aprovechó para contar que había visto en el bus la película “Still Alice” de Julianne Moore donde también se toca el tema del alzheimer. Briceño no había alcanzado a ver el desenlace así que alguien buena onda del público le contó el final. La aún inédita “Ojitos de marihuanera” continuó con el show. Tenía hartas ganas de escuchar esta canción, gracias don Cristóbal.
“Información sentimental” fue la escogida para seguir avanzando la noche y que el autor presentó así: “esta es foooome pero pensé que les podía gustar”. Cabe destacar la parte donde dice “juguetón ton ton tonteque”, recordando la polémica que vivió Ases Falsos en redes sociales hace un tiempo. A continuación, tocó el turno de Los Chaquetas Amarillas con “Un Plan Letal“, dándole así en el gusto a unas fans al lado izquierdo de Cristóbal que estaban bien arriba de la pelota. Yo no quiero alegar contra la gente que lo pasa bien en una tocata (esa es la idea ¿no?), pero también hay que tener un poco de respeto con el artista y con el público. Oye, estuvieron gritando durante todo el show. Briceño estaba chato, nosotros estábamos chatos. La idea es pasarla bien pero no dar jugo cabros, ese es mi humilde consejo.
“Nada” (con extracto de “I Will Survive), “Mi Chaqueta de Jeans” (con una frase de “Rhythm of the night”, AKA “esas son Rebook o son Nike”) y “Mi historia entre tus dedos” subieron los ánimos hasta el techo. Después de una pequeña pausa, Cristóbal le pide a una pareja que está a su lado izquierdo que elijan una canción debido a su buen comportamiento “ejemplar” durante la noche. El chico eligió “Sin Conducta” del “Deja un rato piola” y el cantante le dio en el gusto con un par de estrofas, porque confesó que no la andaba trayendo. Luego, siguió con “Canción del más allá” y el ending de Dragon Ball “Romance te puedo dar” que lo canté con locura y pasión.
La voz de Cristóbal se empezó a agotar (ya llevábamos una hora y media de show) y advirtió que el final llegaba. “Todo lo que quieras“, “A medio vivir” de Franco de Vita, y “Parte de mí” fueron las elegidas para terminar la perfecta velada cargada al humor y a la intimidad que un tipo con nada más que su voz y guitarra pueden conseguir. En un momento, el vocalista de Ases Falsos le dijo a un conocido “cacha, ahora me pagan por hacer esto”. Me quedó dando vuelta eso, porque ir a uno de estos shows solistas de Briceño es encontrarse con eso, con un amigo que canta sus canciones populares favoritas y que te hace reír con sus historias y reflexiones de la vida cotidiana. Qué mejor.
(Texto por Tillo // Fotos por Jennifer Frías)