La verdad, iba medio clueless a En Órbita. Cambios de locación, bandas añadidas (y otras bajadas) al cartel a última hora, poca difusión, y un line-up más definido por géneros que por grandes nombres, me hacía pensar que la cosa no prendería mucho. Además la fecha era rarita. Por alguna extraña razón todo el mundo andaba en San Pedro ese fin de semana.
Garage rock y psicodelia no son de las cosas que calientan más, pero acá en el DdAF me obligan ir a todo, me explotan, y no me pagan nada. Lo único que han hecho es ofrecerme descuentos en una editorial independiente que se llama GrietaGarbo (la cual no recomiendo si no entiendes su humor, que es muy chileno y para gente que ve mucha tele).
La cosa es que llegué allá, y había menos gente que la última vez que fui a ver al Rangers (soy de Talca, y eso fue hace como 1324 años). Pero estaba bonito. Me sentí huaso porque nunca había ido a Espacio Broadway y era como salir a un paseo de 8º básico, pero con bandas. Además uno podía ver a los rockeros y los psicodélicos desde muy cerca, y si estirabas la mano probablemente volvía con autógrafo (de hecho The Mirlos repartieron VHS para todos y todas).
La cosa es que estaba tocando Camila Moreno cuando llegué, así full power. Se veía más viejita, eso sí, y estaba con Angelo Pierattini de invitado, y una austriaca que tocaba el cello (que estoy segura de haberla visto tocando con Arcade Fire o con Juana Fe, uno de los dos, seguro seguro). Al final me di cuenta que no era Camila Moreno, sino que Denisse, y que en realidad la banda era Aguaturbia rockeando todo el Espacio Broadway. ¡Bueno bueno!
Entonces fui a visitar la barra un ratito y ya se escuchaba Guiso. Hace tiempo que no tocaban, me dijo mi jefe, y que tenía que verlos sí o sí, o estaba despedido. Los vi, me gustaron harto. Bien movida la cosa, bien rockera. Esas cosas se echan de menos por acá. Los solos de guitarra y la distorsión (podríai rajarte con solos de charango, Gepe), y la cosa más generación dosmilera de look jeans y polera negra, como diría la Muriel.
Y bueno. Entre harta banda de San Diego, vi a The Holydrug Couple por primera vez en mi vida. Yo quería ir drogado de verdad, pero la plata sólo me alcanzó para un pisco con tónica. Así que para sentir algo de “psicodelicismo”, fui hasta adelante, total era facilito llegar, y me puse frente a los parlantes. Y ahí caché lo que era la psicodelia de verdad. Era como un eterno BBBBBBBBBBBBBBBBBBBBBBBRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRMMM que me revolvía todo el almuerzo que tenía en el estómago, pero de manera bonita. Así que decidí que me gustaron y me quedé más rato escuchándolos para sentir el BBBBBBBBBBBBBBBBBBBBRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRMMMMMMMMMMMMMMMMMM, que es mejor que cualquier droga que haya probado. O por lo menos eso pensé en ese momento. Ahora no estoy seguro.
Al final Los Jaivas no pudieron tocar, así que la Camila Moreno salió en ese horario. Ahora sí la pude ver y escuchar las canciones del último disco, que está bueno, madre. La rompió, la amiga. Parecía un machitún la cosa, así muy intenso. Y al final me gustó que cantara una canción “con propósito”, como dijo ella. Para que “se caigan los que se tienen que caer y se levanten los que se tengan que levantar”. No entendí muy bien a lo que se refería, pero yo creo que demás que era una referencia a alguna película de Marvel o Star Wars.
Después tocaron Os Mutantes, que son como unos Beatles brasileños, pero con una mujer. Y suenan parecido, si hasta le copiaron el “While my guitar gently weeps” al George Harrison. Vienen a puro robar estos brasileños. El solo de guitarra se lo aplaudo a Sergio Dias (sic), eso sí. Seco el gordis.
Pegaditos tocaron The Sonics. Unos tatas bien gritones y ruidosos que hicieron saltar a todos. Hablaban en inglés, entonces no caché muy bien qué decían, pero estoy seguro seguro que sus canciones hablaban de saltar y de pegarse los unos a los otros, porque eso estaban haciendo todos. Así que yo me metía no más a pelear con los cuarentones pasaos a pisco. Y qué tanto.
Ya, mucho lucho. Si pa qué estamos con cosas, yo estaba esperando hace rato al megamix de Follakzoid (oye el nombre raro) con Atom, que es un pelao care nazi que tienen de roadie y a veces toca los teclados y las tornamesas. Y se las mandaron. Si es chileno, es bueno. Yo no sé si será cierto, pero dicen por ahí que batieron el récord Guinness por tocar la canción más larga en un festival. 45 minutos de sensación de ayahuasca mezclado con neoprén. Te acercabai y quedabai drogado. La gente estaba como hipnotizada, así tal cual. A mí al final me dio miedo, pero me gustó. Recomendado.
Lo de Él Mató a un Policía Motorizado y The Dandy Warhols es harina de otro costal, que es un eufemismo para decir que acá no me dejan hablar de cosas que no sean chilenas (aunque más arriba hablé igual, jiji). Pa que vean lo nazi que pueden ser estos sudacas.
Para concluir. En Órbita estuvo bien, mi familia estuvo bien, y gracias por todo. En serio fue un festival bonito. De repente es bueno que haya ido menos gente porque así nos podemos sentir como en Estados Unidos, donde todos tienen miedo a tocarse porque piensan que se van a pegar el herpes, así que tienes un espacio como de 2 metros cuadrados aunque estés en primera fila. Bienvenidos al primer mundo beibi.
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(Texto por Felipe / Fotos por Daniela Frías y Mosquito)