El anuncio era que Ases Falsos tocarían, en la tarde del último domingo de agosto, en una plaza de Paine. Sabíamos que tenía que ver con una actividad de algún organismo de la juventud, que empezaría a las 18:00 horas y que era gratuito. Todo lo necesario para animarse a la aventura.
Entrando a Paine vimos una pequeña plaza de forma triangular con unos muchachos saltando en patineta. Habían unos parlantes y el escenario era el pavimento. Pensamos que el evento al que íbamos era en otro lado, en una clásica plaza de armas. Avanzamos y terminamos regresando al punto de inicio.
Hacía frío y no tocaban sólo Ases Falsos. También hubo bandas de la comuna. Unas bastante buenas y otras que sonaban muy parecidos al número principal de la jornada. Mientras caían unas gotas aisladas concluímos que la espera sería, como siempre, extensa. Pero con mucho frío. Un evento al aire libre, de noche y un día domingo es de las maravillas que nos puede brindar una comuna tan linda como Paine.
Ases Falsos salió a tocar pasadas las nueve de la noche. No habían más de 150 personas. Principalmente, fanáticos. Personas que se sabían las canciones. Todas. No discriminaban entre Juventud Americana o Conducción.
La banda era presa del frío y de la situación de estar tocando en el piso. Al comenzar la presentación el público se acercó hasta las narices de los músicos. Quienes se quedaron atrás escuchaban mejor, pero no veían a la banda. Cristóbal Briceño resolvió el problema a su manera, con sus modos, sus propias articulaciones del arte de entretener. Se abrió paso entre el público con un micrófono inalámbrico y cantó al medio de una plaza semi vacía con el entusiasmo de un estadio lleno. También se subió a un árbol, bailó con niños y acarició a un par de perros callejeros.
¿Y cómo sonaron? Impecables. En Paine son malos para los escenarios, horarios y días, pero del sonido no se descuidaron. Mezclaron canciones de Juventud Americana y Conducción. Tocaron un poco más de una hora y lograron evitar el frío con las certezas de un cantante que sabe que no es momento de poner cara de rockero aburrido, llegó la hora de entretener.
Dicen que quienes trabajaban con Luis Miguel se dieron cuenta de que llegaría lejos en el mundo del espectáculo cuando decidió no cancelar un evento en un teatro en el que no vendió más de 15 entradas. Y cuando salió a escena cantó con todas sus ganas, como que fuera el más consagrado de todos.
Ases Falsos tiene a un cantante porfiado, carismático e inteligente. De aquí en adelante pareciera que lo importante será nunca ceder en el propósito de entregar un trabajo de calidad. Aunque sea cantándole a un perro callejero. Como la gente seria. Pero descansan en un buen argumento: el de su propio y generoso cancionero.
(Texto: Alonso Pérez // Fotos: Yerko Neubauer)