Hace algunas semanas Diego Lorenzini publicó el video “La amenaza”, nuevo sencillo de su disco “Pino”. El clip fue dirigido por Joaquín Fernández y producido por el equipo de Capitán Cobalto.
La pieza audiovisual se anota como uno de los mejores videos musicales del año, a mi gusto. Con un Diego al puro estilo “¿Dónde está Wally?”, el clip es una secuencia de distintas locaciones capitalinas, donde un montaje muy rítmico y planos en diversas escalas le dan ese sabor inolvidable que te queda en la retina al terminar de visualizarlo. ¿Verlo otra vez? Claro que sí. Pasan tantas cosas de maneras tan espontáneas que no es suficiente con una sola reproducción.
En lo particular me gustaron mucho los planos de cámara y las locaciones escogidas, así que escribí al equipo responsable para averiguar más detalles sobre las anécdotas y reflexiones que dejó el rodaje de este videoclip. Les envié capturas de pantalla de varios momentos del clip y Diego me respondió uno a uno lo siguiente:
1.- Centro Cultural Palacio La Moneda:
“Esta fue una de las primeras tomas que grabamos, y por lo mismo, yo aún no sabía cómo era que Joaquín (el director) estaba componiendo los planos. En ese sentido, yo sólo cumplí con hacer la mímica de cantar sorprendiéndome de la forma en que la gente sistemáticamente me ignoraba. Pero no fue sino hasta mucho tiempo después en que pude ver cómo los colores y las texturas del encuadre, hacen parecer que estuviese cantando en medio de una imagen promocional de un nuevo edificio de departamentos hecha en un software 3D de arquitectura”.
2.- Paso bajo nivel Diagonal Paraguay:
“No sé si esta toma sea tan divertida para todos como lo es para mí. Y la razón por la cual no estoy seguro de su efectividad es porque no entiendo hasta qué punto influye la escalofriante experiencia que tuve al estar parado allí en contraposición a lo poco emocionante del resultado. Si se fijan bien salgo con una cara particularmente afectada por el miedo, el cual en mi defensa, debo decir que era genuinamente fundado por la curva que tenía a mi derecha que le impedía a los autos verme cuando pasaban a una distancia muy aterradora. Ese lugar casi no tiene vereda (de hecho está prohibido transitar caminando por allí), pero curiosamente el lente de la cámara genera la sensación de que los autos pasan muy lento y a mucha distancia (si escucharan el audio original de esta toma sentirían las bocinas y puteadas de quienes pasaban manejando). Todo sea por una bella e impasible toma”.
3.- Calle Eleuterio Ramirez:
“Aquí la gran anécdota ocurre en pantalla. Mientras cantaba la canción una chica pasó con su perro y comenzó a recoger la caca que hizo su mascota justo entre la cámara (puesta a dos cuadras de distancia) y yo. Creo fue una de las primeras magias que ocurrieron espontáneamente ese día y nos hizo pensar que teníamos algo grande entre manos”.
4.- Eleuterio Ramirez frontal:
“Filmar en medio de la calle fue un viaje sin retorno al recuerdo de jugar fútbol en circunstancias similares cuando chico. Arrancar de los autos es como andar en bicicleta, aunque siempre te salga ridículo, nunca se te olvida”.
5.- Edificio La Moneda, puerta Morandé 80:
“Cuando comenzamos esta toma pensamos que nos iban a echar o a llamar la atención en cualquier momento, pero por el ambiente festivo que se vivía ese día, los carabineros se morían de la risa de lo que estábamos haciendo. Gracias a esa vista gorda institucional pudo ocurrir en cámara el simétrico milagro del cruce entre el caos y la ley caminando en direcciones opuestas”.
6.- Restaurant Las Tejas:
“Este video lo grabamos para las fiestas patrias, lo cual contribuyó a que la poca gente que circulaba por el centro tuviese una actitud festiva, relajada y generosa. Bajo esta lógica, íbamos pasando por fuera del Restaurant Las Tejas y notamos que estaban haciendo la prueba de sonido de una banda de cumbia que iba a tocar en la noche. Acto seguido, les preguntamos si podíamos grabar dentro del restaurant y nos dejaron pasar porque les daba mucha risa que yo estuviese disfrazado de Wally. Ahí fue cuando, fuera de todas nuestra expectativas, notamos que no sólo era una prueba de sonido, sino también una prueba de luces, y que justo en el lugar en el cual Joaquín necesitaba que me posicionara para equilibrar la composición, era el lugar en donde las luces nunca alumbraban. Esto ya se volvió asombroso cuando por simple casualidad las luces insistieron en alumbrar un tarro de basura que había quedado en medio de la pista de baile”.
7.- Cerro Santa Lucía (Biblioteca Nacional):
“Esta es por lejos la toma que mejor define la inverosímil fortuna que tuvimos ese día. Más allá de lo que se ve en pantalla, puedo aportar diciendo que el equipo que armamos para filmar estaba compuesto por Joaquín (el director), Tiare y Daza (los productores), Maite (mi polola) y yo (el protagonista). Explico esto porque Maite y yo subimos al Santa Lucía mientras Joaquín, Tiare y Daza se quedaron con la cámara al lado de la Biblioteca Nacional. Si yo me debía correr unos pasos a la derecha o a la izquierda se lo decían a Maite por celular y ella me lo indicaba no sin un dejo de latencia de tiempo. Esto provocó que el milagro de la micro nosotros lo viéramos como mala suerte desde la gran distancia que nos separaba. Afortunadamente, aún cuando pensaba que la toma se había arruinado, seguí tocando por si acaso. No fue sino hasta después que bajamos y nos re-encontramos con el equipo, que nos enteramos que había pasado algo inaudito”.
8.- Entrada Parque O’Higgins:
“Esta es la toma más explícitamente wallística del video y es también la que más wallísticamente se realizó. Era muy divertido apreciar cómo la gente se extrañaba al verme haciendo mímica de canto con una guitarra en medio de la multitud. Pero más divertido era ver cómo la gente se reía brevemente y dejaba de prestarme atención en cuanto reconocían mi resemblanza a Wally. Esto fue muy valioso ya que nadie se me acercó a hablarme cuando estábamos filmando y en general toda la gente me ignoró de manera bastante sistemática. Mi conclusión es que a Wally basta con encontrarlo para sentirse bien, ya que, para bien o para mal, independiente del esfuerzo que uno gaste en hallarlo, al final del día a nadie realmente le interesa conversar con él”.
9.- Centro Comercial del Centro (calle Agustinas):
“Saltar y decir córtela es una cosa; enfocar ese salto y mímica correctamente con un lente teledirigido es otra muy distinta. La dificultad que implicaba el encuadre hizo que esta fuera una de las tomas que más repetimos. Esto provocó que terminara con un pequeño dolor de espalda de tanto saltar; dolor que rápidamente pasó a segundo plano cuando a la salida Tiare se sacó la mugre al tropezarse con una alcantarilla abierta. Afortunadamente, no le pasó nada grave. Lamentablemente, no la grabamos”.
10.- Kiosko Parque O’Higgins:
“Para que me dejaran entrar a ese kiosco de bebidas heladas tuve que hacerme el lindo con la dueña, quien, a medida que pasaban las tomas circuló de una actitud suspicaz frente a mi extraño comportamiento (deben recordar que estaba haciendo mímica sin la canción sonando) a un gesto de confianza tan generoso como el de comenzar espontáneamente a hacerme gancho con su hija. Concluí que el cosplay de Wally me hacía parecer un buen partido”.
11.- Edificio militar ex-arsenales de guerra:
“Bueno, la gran anécdota de este plano está a la vista. En medio de mi compleja y convincente actuación apareció un militar el cual me preguntó qué estaba haciendo en ese lugar. Yo le respondí con la verdad y a continuación procedió a echarme amablemente. Lo lindo es que nunca mencionó que no podía utilizar las imágenes de él echándome del lugar, lo cual fue muy productivo a la larga”.
12.- Exteriores fonda Parque O’Hiiggins:
“Esta es una toma muy linda en la cual la distancia de la cámara nuevamente actuó como disipador de susceptibilidades. Esto abrió nuevamente la posibilidad de que la gente se interpusiera en el ángulo de la toma de manera tan torpe como espontánea”.
Gracias Diego por tus historias y Capitán Cobalto por la gestión. Vean el video completo acá:
Una respuesta
Faltó el movimiento pélvico